Domingo, 11 de febrero de 2007 | Hoy
Por Liliana Gómez *
"Les pido a todos que me acompañen, que trabajen en hombro con hombro conmigo, con el doctor Binner y el Frente". Griselda Tessio.
Pese a que hace meses se habla del tema, muchos de los que directa o indirectamente estamos involucrados en las causas penales por los delitos de lesa humanidad cometidos en la Provincia de Santa Fe, no lo creímos hasta leer el encomillado de Griselda Tessio diciendo que abandona su puesto en la fiscalía. Según sus propias palabras: "Vengo de ese territorio y he visto cosas indescriptibles". Y los que transitamos esos caminos sabemos del horror del que habla. Algún periodista dijo que nos molestó la utilización política de su lugar en la Fiscalía. No es eso lo que nos molesto: lo que nos dolió y nos indignó es el abandono de la causa, tanto desde lo subjetivo como desde lo político-jurídico.
Por el Pacto de San José de Costa Rica ningún reo puede estar mas de 2 años (prorrogable uno más) detenido sin condena. Algunos represores volvieron a las cárceles luego de la anulación de las leyes de impunidad de las que se van a cumplir 3 años. Se están cumpliendo los plazos y estamos peleando los pedidos de excarcelación. No es una causa fácil, son delitos reconocidos jurídicamente como de lesa humanidad en el marco de un genocidio. Pero hay que pelearlo.
Hoy peleamos contra reloj con ese plazo, cualquier retraso de las causas es un punto a favor para la posible libertad de los pocos represores hoy presos. En el mejor de los casos (que quien reemplace a Griselda Tessio en la Fiscalía reúna las condiciones óptimas para el cargo) el ponerse al día con las causas llevara su tiempo. Causa, que con sus avatares, idas y vueltas, y sin contar las presentaciones que durante la dictadura hicieron los familiares, podemos decir que se cumplieron los 23 años de aquel enero del 84 en que un grupo de "víctimas" nos presentamos a declarar en los Tribunales Provinciales de Rosario.
Declarar no es fácil. Y esto, mucho antes de López y Gerez, que agregan un elemento más, y por cierto importante, a la complejidad de una declaración.
Uno se tiene que situar 30 años atrás, recordar, revivir, ubicarse en tiempo y lugar, recordar detalles que uno quiso olvidar, revivir otros que estuvieron años en el subconsciente y preguntarse cómo recién hoy lo puedo ver. Preguntarse por qué puedo yo estar sentado acá cuando tantos otros no tuvieron esa oportunidad. Preguntarse por qué mis hijos pueden conocer mi historia por mi relato cuando tantos otros hijos tienen que escuchar de boca de los testigos cómo mataron a su viejo. Ubicarte en que pese a eso, vos también sos víctima.
Es enfrentar situaciones del presente, hacer revivir a los viejos el horror pasado, tener que exponer a nuestros hijos y nietos a "detalles" que no aportan más que al dolor, situaciones laborales y/o profesionales que se complican, etc.
Hay compañeros que han declarado: en Tribunal Provincial, Conadep, Tribunal de las Fuerzas Armadas, Juicio a las Juntas, Juicio por la Verdad, Tribunal Federal (y probablemente me olvide de algo) más cuanto organismo se les cruzo. Aunque sea redundante decirlo, están saturados.
Pese a eso, muchos de los que decidimos enfrentar de nuevo esta situación, lo hicimos pensando que "esta vez es distinto". Y entre otras cosas, ese "distinto" lo garantizaba "la Tessio". Alguien en quien creímos, que nos abarcaba, que nos brindaría una contención en el momento de sentarte frente al tribunal, que garantizaba la justicia añorada por años, que se plantaría frente al represor y sus abogados para no dejarles pasar una. Y ella lo sabía, nos daba ese lugar, nos hablaba de sus deudas con "compañeros del alma", de su cruzada personal.
Y como tantas otras veces nos equivocamos, y a los 50 años y después de 30 de perseguir justicia lo primero que se me ocurre es citar a Enrique Santos Discépolo quien en 1928 escribió: "Lo que más bronca me da es haber sido tan gil".
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