Sábado, 3 de marzo de 2007 | Hoy
Por Oscar Fernández *
Un hecho muy lamentable se produce a partir de la intervención de la justicia de Menores ante una violación a una menor de la Comunidad Aborigen Mocovi, sumando así un triste historial en la existencia de las comunidades aborígenes de nuestro país. La historia nos marca hechos muy lamentables, nos basta con recordar San Javier, Napalpi, San Antonio de Obligado, Pozo Bomba, y otros tantos hechos, si nos remitimos a lo que se escribió a partir del descubrimiento de América, de la Fundación de Santa Fe, nos damos cuenta de cuantos abusos, castigos, despojos, crímenes se cometieron en nombre de una Evangelización, del progreso.
Hoy no hace falta llegar tan lejos en la memoria para tener hechos similares. En Colonia Dolores en esta provincia, se castiga a la Comunidad, a una inocente de ocho años, y no se usan fusiles, machetes, sables, o lanzas, con las armas de la Justicia se castiga a la niña y a su comunidad. La doctora Susana de Bilich del Juzgado de Menores Nº 1 de Santa Fe, tras la denuncia de la violación a la niña decide que la misma debe pasar al cuidado de una señora de Buenos Aires, con residencia en el barrio de Recoleta, a pesar que varias familias de la Comunidad están dispuestas a contener a la niña, desde la presidente de la comuna local (también aborigen) a otras familias que pusieron de manifiesto su voluntad de tener a la niña, ya que la conocen desde su nacimiento.
La Comunidad no cuestiona la intervención de la justicia, sí su sentencia, se está violando la identidad cultural de un Pueblo, sus derechos, los de la niña. ¿Puede uno imaginar el cambio al que se somete a la menor? La niña va desde una colonia rural a una ciudad donde todo es nuevo, donde la lengua que ella habla no se conoce. Y es más cuando el comentario de la señora que se la llevó dijo que la necesitaba para satisfacer el pedido de otra niña de esa edad (también adoptada), que le pide "una niña para jugar". La Comunidad también se ve agraviada por que se violan sus derechos al no permitir la justicia que pueda hacerse cargo la Comunidad de sus miembros, ignorando esta que la Cultura Aborigen interpreta como "Propiedad comunitaria" a todo lo que la comunidad comparte, espacio físico, tierras, cultura, familia, naturaleza. Lo malo es que la sociedad no toma conciencia de lo grave que es esto, por que un juez dicte una sentencia no significa que se hizo justicia. La prueba la tenemos con los 513 años de sometimiento a los pueblos originarios, no nos podemos quedar con que todo esta hecho y no se puede cambiar.
* Secretario de la Dirección Provincial de Asuntos Indígenas.
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