Se cumple un año más del Golpe de Estado de 1976. El espíritu golpista logró instalar una de sus máximas expresiones bajo el manto protector de la doctrina de la seguridad nacional. La dignidad humana quedó hipotecada a favor de un grupo de terroristas de estado que bajo un supuesto "alto fin patriótico" determinó quiénes eran susceptibles de poder seguir viviendo y quiénes no. Se instaló entonces la dolorosa realidad de la ausencia de justicia y derechos humanos para quienes, equivocados o no, fueron privados de la posibilidad del debido proceso legal, del principio de inocencia, de recibir defensa y poder contar con el apoyo de sus seres queridos, y las garantías primarias de todo Estado de Derecho.

Frente a tales actos los hombres del Derecho, en esta fecha, acompañados de toda la ciudadanía, no podemos permanecer impasibles y deberemos pugnar y comprometernos, desde el más humilde, al más alto foro, ahora y siempre, por no sucumbir a las amenazas y gestos hostiles de quienes (para alcanzar sus propósitos inconfesados e inconfesables de opresión ilimitados) desearían dominar sobre el Estado de Derecho al abrigo de un Poder Judicial domesticado por las presiones de los poderes políticos o gubernamentales, conscientes de que, generalmente, son la Justicia y sus operadores el último bastión para abatir antes de cosechar como fruto ominoso de sus apetencias, el totalitarismo del poder sobre los pueblos.

Sin lucha por la Justicia, no habrá verdad, y sin verdad no habrá orden ni paz. El orden del Estado de Derecho requiere impostergable e imprescindiblemente del servicio de los abogados y de los jueces, que no pueden ser vilipendiados como si su corporación fuera sediciosa por el mero hecho de existir. En este mensaje del Colegio de Abogados de Rosario en este día, sombrío como pocos en la historia de la Patria, hacemos un llamado, enfático y enérgico, a valorar el Estado de Derecho y el pleno funcionamiento de las instituciones de la Nación.