El economista Javier González Fraga disertó esta semana en la Asociación Empresaria de Rosario, en el marco de una serie de actividades organizadas por la Cámara de Supermercadistas y Autoservicios de Rosario. En diálogo con la prensa el ex presidente del Banco Central se mostró entusiasmado con "estas políticas que se basan en un realismo cambiario y en un fuerte superávit fiscal". Asimismo, González Fraga apoyó los acuerdos de precios ("los resultados están a la vista"), pero advirtió que no se debe pasar a los controles de precios, porque "ahí sí que no se verán los resultados, porque esto ya lo demostró la historia".

Sobre el escenario actual, el economista aseguró que está aumentando el ahorro y el consumo simultáneamente a través del incremento del ingreso. "Estamos en un proceso de fuerte aumento del ingreso y además con ahorro público. Estamos ante una política económica virtuosa desde el 2002, yo fui muy contrario a la Convertibilidad, por esa razón me fui del Gobierno en enero del 91", recordó. Y aseguró que adhiere "a estas políticas que se basan en un realismo cambiario, en un fuerte superávit fiscal que permite mantener un tipo de cambio suficientemente devaluado para generar un superávit comercial y una tasa de interés suficientemente baja para alentar la inversión y no generar crisis bancarias. Cumplido el cuarto año de crecimiento económico no hay a la vista ninguna crisis de las tradicionales en materia fiscal, monetaria o cambiaria. Esto crea un clima nuevo en el mundo de los negocios, del consumo y en las decisiones de los funcionarios".

Para el futuro inmediato González Fraga avizora un escenario de continuidad del crecimiento, pero advierte que sería lógico que se desacelere un poco. "No digo que vaya a ocurrir, porque no tenemos niveles de inversión tipo chinos del 30 y pico por ciento en relación con el PBI como para mantener ocho años de crecimiento consecutivos. Vamos a tener un par de años con presiones inflacionarias, es lógico que un país que devaluó en el 2002 un 270 por ciento tenga todavía presiones inflacionarias que no se han resuelto como tarifas atrasadas, salarios atrasados y precios de exportación como lácteos y carnes que están atrasados". Y agregó que lo malo de la inflación no es la inflación misma "sino las medidas que el Gobierno pueda tomar para controlarlas ya sean recesivas, como las mal llamadas ortodoxas o las de controles. Ninguna de las dos me gusta".

Para el economista, "los acuerdos de precios no me parecen mal, si de los acuerdos pasamos a los controles de precios no lo avalo. Los resultados están a la vista, la inflación ha bajado, si seguirá dando resultado dependerá de la flexibilidad de esas políticas. Los controles de precios sabemos que no funcionan, en la medida que pretendamos demorar incremento de precios, generando rentabilidades negativas, la consecuencia será escacez de productos y eso es peor para el consumidor".

Y en sentido opinó que el cierre de las exportaciones "me pareció negativo, inncesario y generó un daño en la credibilidad en la imagen externa de la Argentina. Se podría haber evitado si el sector público y el privado negociaban antes. Pero también es cierto que algunos empresarios no tuvieron vocación acuerdista".

Al hablar de las pequeñas y medianas industrias, el ex titular del BCRA afirmó que el escenario para ellas es muy bueno. "Son las más golpeadas por la volatilidad y a la vez las más beneficiadas por primera vez en décadas en el escenario actual, donde el crecimiento y la inversión no se explican tanto por la grandes empresas sino por las medianas y pequeñas".

Consultado por los salarios del sector público, opinó que el gobierno se ha caracterizado por una fuerte austeridad fiscal. "No creo que se otorguen gestos de excesiva generosidad en el sector público. Hay que entender que hay un proceso de aumento de la productividad, en la medida que el número de empleados se mantenga y el país crezca se puede manejar de otra forma. No todo depende del salario que se paga, a lo mejor se producen mejoras en las escalas en un escenario de aumento de la productividad".

González Fraga también se tomó un tiempo para examinar las consecuencias de la volatilidad financiera internacional: "Estamos en el mundo y si bien la Argentina hoy está mucho mejor que el pasado porque reestructuró su deuda y no tiene necesidad de acudir al mercado de capitales internacionales para financiarse, la crisis puede afectar a nuestros clientes como Chile y Brasil y si estas crisis los afectan a ellos también nos afectará a nosotros. Ni estamos en una situación de máxima vulnerabilidad ni estamos blindados. De todas formas no comparto la certeza de que el mundo va hacia un escenario de desaceleración de la economía".

--¿Cómo ve las diferencias que plantea Lavagna con el modelo y la continuidad del mismo luego de las elecciones?- le preguntaron en la conferencia.

--La palabra modelo está pasando de moda, estamos ante políticas económicas sensatas. Hay diferencias, pero son menores. Lavagna es más fiscalista. No creo que haya modificaciones muy profundas en el futuro inmediato.

--¿Qué análisis hace de la realidad de esta región?

--Soy muy optimista sobre su potencial. No sólo por la soja sino también por la producción láctea que más allá de los avatares recientes como el conflicto por las retenciones tiene un futuro enorme. Los lácteos pueden ser un pilar de exportaciones sino de empleo. La soja genera divisas pero no empleo. Rosario es el prototipo de la ciudad beneficiada por este tipo de política económica con tasa de interés baja y tipo de cambio devaluado. Auguro varios años más de muy buena evolución, así como esta región fue la gran perjudicada en los 90.