"Sé que pago un costo político, pero es mi responsabilidad como jefe político de la ciudad asegurar los ingresos necesarios para garantizar los servicios esenciales". Con este argumento el intendente Miguel Lifschitz justificó ayer el revalúo de las propiedades que propicia su administración, a través de la actualización catastral, lo que derivará en un incremento en la Tasa General de Inmuebles. Según la Secretaría de Hacienda, el proyecto, que será remitido al Concejo y se estima entrará en vigencia en mayo, implicará un suba de la TGI que para el 74 por ciento de los contribuyentes será entre cero y 10 pesos; para otro 16 por ciento, entre 10 y 20 pesos; para un 3,7 por ciento, entre 20 y 30 pesos; para un 2,1 por ciento, entre 30 y 40 pesos y, para el 3,8 por ciento de las cuentas, más de 40 pesos. Lifschitz aclaró que una vez aprobado este nuevo aumento de la tasa, "no va a ser necesario ningún otro ajuste" y defendió el reajuste en nombre de "la equidad".

Junto a su secretario de Hacienda, Gustavo Asegurado y parte del gabinete, Lifschitz dio precisiones de un anuncio que se veía venir. Tanto que a fines de 2007, Rosario/12 había adelantado en exclusiva que el gobierno municipal tenía prácticamente decidido promover esta nueva suba, la segunda de la TGI en dos años, además del resto de los tributos promovidos junto con el proyecto de Presupuesto 2008.

El intendente explicó que la adecuación catastral es un trabajo "exhaustivo", que con la aplicación de una metodología con principio de equidad se llegó a una reasignación de categorías constructivas y a una revisión de precios básicos que, en el caso de la tierra, contempla las diferencias en el crecimiento relativo de distintas zonas de la ciudad que se produjeron entre 1975 y la actualidad, y que para las mejoras refleja la evolución de los costos. En ese sentido se informó que la relación entre los valores vigentes y los de mercado ronda el 28 por ciento para fincas y de 12 por ciento para terrenos baldíos.

El proyecto estipula un tope de aumento del 30 por ciento para aquellos contribuyentes que pagan la alícuota mínima, que actualmente suman unos 150 mil (el 40 por ciento del total). Sin embargo, con la revaluación también se reducirá el número de contribuyentes que tributan el mínimo. En Hacienda estiman que se achicará al 34 por ciento, cifra que "se ubicaría dentro de los estándares internacionales", calculan.

Con el nuevo cuadro, el 74 por ciento de los inmuebles sufrirá un aumento menor a los 10 pesos por mes y un 16 por ciento, entre 10 y 20 pesos. Es decir que para el 90 por ciento de las cuentas, el incremento no supera los 20 pesos por mes. En tanto, para el 10% restante, el alza se coloca en el rango de entre los 20 y más de 40 pesos.

Tanto Lifschitz como Asegurado recalcaron que "el objetivo fundamental de la modificación es establecer una nueva base de valuación de la ciudad que reconozca las transformaciones inmobiliarias que se han hecho en Rosario a partir de la inversiones pública y privada (cada una en su medida) en las últimas décadas, muy especialmente en la última".

"Esto tiene que ver ﷓agregó el titular de Hacienda﷓ con la valorización que han tenido distintos sectores de la ciudad (como los ribereños y de barrios cerrados, entre otros) que se han transformado en lugares más costosos y más jerarquizados de Rosario".

Lifschitz recordó que "las últimas valuaciones son de la década 70; en los últimos 30 años se produjeron transformaciones, valorización de determinadas zonas y depreciación de otras". En ese marco, dijo que "si quisiéramos trasladar al valor de la tasa lo que cuestan los servicios el aumento debería ser de entre el 200 y el 300 por ciento". El intendente admitió que no hizo campaña "diciendo que iban a aumentar los impuestos". Pero aclaró que ante cada pregunta "siempre" dijo que "no se podían descartar aumentos" en medio de un proceso inflacionario.