Lunes, 25 de febrero de 2008 | Hoy
CIUDAD › JURO EL TITULAR DEL JUZGADO FEDERAL Nº4 DE ROSARIO
Cuestionado en su momento por el CELS por criminalizar la
protesta social en Santa Cruz, Marcelo Bailaque asumió el
viernes como magistrado rosarino. Las causas que analizará.
Por José Maggi
Marcelo Bailaque es rosarino y tiene 45 años. Desde el último viernes es el titular del juzgado federal Nº4 de Rosario, en donde están radicadas las principales causas por terrorismo de estado en la región, parte de las cuales ya han sido elevadas a juicio oral para este año. En ese sentido, anticipó que su prioridad sobre esas causas será ponerse "a full para verlas de una manera acabada, y segundo brindarle la mayor celeridad posible". Vivió en la ciudad hasta 1989, dos años después de haberse recibido de abogado en la UNR. El secundario lo cursó en la Dante Alighieri. "De allí recuerdo a Fito (Páez) cantando los 21 de setiembre en los recitales de la escuela, y al Tata Martino. Los dos eran un año más chicos que yo" recuerda, para reconocer que con el segundo comparte su pasión por Ñuls.
- ¿Cómo ha sido su formación profesional?
- Siempre me interesó la cuestión penal, y tuve dos profesores que me marcaron mucho: uno era el doctor Daniel Erbetta (quien estuvo presente en la asunción del viernes) y el otro el doctor Corvalán, en Procesal Penal. Siempre me interesó esa parte del Derecho, y además fui ayudante del doctor Erbetta durante dos años. Cuando me fui tuve la suerte de ir a un juzgado de instrucción, en rigor de instrucción y sentencia, donde fui secretario durante casi cinco años. Después fui Defensor Público por tres años, hasta que me designaron juez de instrucción de Caleta Olivia (Santa Cruz) cargo que tuve los últimos diez años.
- Justamente su desempeño al frente de ese juzgado ha motivado distintas críticas. ¿Cómo analiza su desempeño en ese cargo?
- En lo personal lo tengo como una experiencia muy buena: allí nacieron mis hijos, tengo amigos y tenía con la gente del juzgado una relación excelente. Es más me hicieron una despedida muy emotiva, y en resumen diría que he traído recuerdos muy lindos de Caleta Olivia. Ahora en la parte profesional, el juzgado, como todos los juzgados, son difíciles. Siempre digo que habría que tener un libro que se llame "Será Justicia" porque cuando la gente viene con un problema siempre nos dice "doctor lo que pido es justicia". Y generalmente tenemos tres versiones sobre un mismo caso sobre lo que la gente considera que es justicia, y esto es de acuerdo a la óptica con la que se encare y que rol juega esa persona en el caso. Dentro de este punto creo que me he manejado siempre con mucho respeto hacia los justiciables, hacia todas las víctimas, hacia todos los que tenían problemas. El juzgado ha sido un lugar de puertas abiertas en el sentido de tener un diálogo con las personas que lo quisiera mantener, dentro también de lo razonable.
- Pero ha tenido causas difíciles que han levantado cuestionamientos. como la toma de una fábrica de tanques y su desalojo posterior.
- Causas difíciles hay en todos lados. Es verdad que ha habido objeciones de determinados grupos. En general en cualquier rol que uno desempeñe siempre hay distintas visiones, y cuando uno apoya una visión determinada, no la dice porque cree en lo que está haciendo. Digamos, lo que se proclama muchas veces es la queja, pero el apoyo no se proclama, y uno se siente satisfecho con lo que hace. Yo considero que hay mucha gente que está satisfecha con cosas que se han hecho, pero bueno, no lo van a levantar en andas a uno.
- ¿Cómo piensa encarar las causas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura que tiene su juzgado?
- La actividad judicial es una actividad muy reglada, y por lo que sé de estas causas hay querellantes. O sea que el querellante le brinda a uno la tranquilidad, es decir no sólo a uno sino para ellos mismos también, de poder controlar como está el avance de las causas y no decir que acá están pasando cosas raras. Así que mi prioridad sobre esas causas será ponerme a full para verlas de una manera acabada, y segundo brindarle la mayor celeridad posible.
- Mucho se ha hablado sobre la influencia que en Santa Cruz los Kirchner tienen sobre la justicia, ¿cómo ha sido su experiencia?
- Yo no he tenido ningún inconveniente ni ninguna presión. He conocido a distintos ministros de Gobierno, pero a Kirchner lo he visto en dos actos, al igual que a Cristina Fernández, y los he saludado. Quiero decir que los conozco pero no creo que ellos me conozcan a mí. En definitiva: no puedo decir que haya (influencia) pero tampoco puedo señalar que no haya. Lo que digo es que respecto de mí no he tenido nunca una presión como para decir 'tal tipo de causa, nos gustaría esto'. No, así no. Pero yo hablo por mi experiencia.
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