Narciso Cantero no pudo participar ayer de la reunión en la CGT para analizar los accidentes laborales (ver aparte), a la que había concurrido "como ciudadano y no como representante de la ONG Manos a la Obra". Si bien en un primer momento pudo ingresar, luego se acercó una persona de la central obrera y le pidió que se retire. "Me dijo que (Julio) Palma, de la UOCRA, no iba a venir porque estaba yo y me pidió que me fuera", relató Cantero, un albañil que se convirtió en referente a partir de la creación de una bolsa de trabajo en plena crisis de 2001. Cantero estaba muy enojado. "No representan a nadie, por eso existimos nosotros", dijo sobre la conducción del sindicato de obreros de la construcción. Y también manifestó su descontento porque no hubo quórum para establecer una jornada de luto por la muerte de seis albañiles en Rosario durante este año.

Ante el pedido del representante sindical, Cantero se retiró tranquilo de la sede de la CGT. "Argumenté que estaba a título personal, como ciudadano, pero luego decidí irme para no interferir en la reunión", dijo el militante social, que también afirmó: "Somos más inteligentes que ellos. Si querían que haga lío para escracharme, no les di el gusto".

El militante destiló sus diferencias con la conducción de la UOCRA. "Hace ocho años que armamos la ONG. Por eso nos tienen bronca, porque ellos debían haber generado la bolsa de trabajo, corresponde por el estatuto gremial, pero como era un gasto, no lo hicieron", consideró.

Cantero viene trabajando de manera sostenida a partir de 2001 en la ong Manos a la obra, que cuenta con 2.500 adherentes. "No son asociados, nadie paga. Y también tenemos la colaboración de 168 profesionales del rubro, que nos asesoran en temas de higiene y seguridad", afirmó. Con la seguidilla de accidentes laborales fatales, este trabajador generó un hecho político al desnudarse el 22 de agosto pasado, en una manifestación tras la penúltima muerte, la de Leonardo Mesa, de 19 años.

Con 43 años, Cantero trabaja en la construcción desde los 12. Llegó a Rosario desde Avellaneda, en el norte de la provincia. "Soy medio paraguayo, por parte de madre", relató, y también contó que tiene dos hijos, una niña y un niño. "Estoy haciendo la tecnicatura en higiene y seguridad laboral. En este tiempo me capacité para hablar de lo que estoy hablando. Hice un sacrificio para terminar la secundaria y hacer la terciaria mientras trabajaba. Como soy un poco burro no sé si lograré terminar este año", bromeó con sonrisa cómplice.

Lo que más lo entusiasma son los proyectos para modificar la realidad. Esta semana lanzará una campaña de capacitación en instituciones educativas y espacios públicos, en conjunto con la Municipalidad.