La cantidad de reclamos presentados ante la municipalidad por vecinos damnificados por obras linderas en construcción se redujo en 2008 a la mitad. De mil expedientes iniciados en 2007 por rajaduras, humedad, deterioros en medianeras y otros daños, el año pasado la cifra no superó los 500 trámites. Desde la Dirección de Obras Particulares municipal atribuyeron esta baja a la mayor fiscalización, producto de haberse duplicado el número de inspectores, y a recientes ordenanzas sancionadas por el Concejo. En especial destacaron la norma que exige la constatación a través de escribano público de las viviendas existentes alrededor del terreno a construirse y su estado, ya que este documento luego sirve como prueba contundente al desatarse eventuales litigios.

El boom de la construcción registrado en la ciudad desde 2003, con récords de permisos de edificación solicitados, trajo aparejado daños colaterales: una avalancha de quejas y reclamos ante el municipio de parte de los vecinos damnificados por las obras que se estaban construyendo. Muchos casos se judicializaron, algunos se encauzaron a través de mediaciones y en otros tantos se llegó a arreglos económicos.

De acuerdo a los datos oficiales del municipio, en 2006 la cantidad de reclamos llegó a los 1700. Un año más tarde, el número se redujo a mil y el año pasado la cifra no llegó a las 500 presentaciones. En diálogo con Rosario/12, el titular de la Dirección de Obras Particulares de la municipalidad, Eduardo González atribuyó la disminución en la litigiosidad a "una serie de factores. En parte a raíz de la mayor fiscalización que se viene haciendo desde que incorporamos 20 inspectores más a nuestra repartición, a los 20 existentes".

"También influyeron -continuó el funcionario- algunas ordenanzas recientes aprobadas por el Concejo que se pusieron en práctica como los horarios fijados para realizar las tareas y en especial, la norma que exige la presencia de un escribano público en el terreno donde se hará la construcción o la demolición para hacer una constatación de las viviendas linderas y su estado. Esto permite obtener una prueba contundente de la situación al iniciarse la obra que sirve como documento ante cualquier inconveniente que surja".

La normativa en cuestión permitió incluso que se conocieran cara a cara los vecinos de la zona y los responsables del emprendimiento. "Parece un dato menor esto de conocerse, pero incluso en los relevamientos que hemos realizado el 80 por ciento de los consultados dijo estar a favor de conocer a los encargados de la obra para saber de quién se trata y saber a quién acudir ante cualquier incidente".

Según González, la caída de reclamos no debe vincularse necesariamente con la disminución de la actividad, que por cierto se ha registrado. Por caso, de acuerdo a números preliminares del municipio, la cantidad de metros cuadrados edificados en 2008 fue entre un 12 y un 14 por ciento menos en comparación con 2007. En la comuna explican esta retracción en base a la crisis desatada tras el conflicto agropecuario, la situación financiera internacional y la oferta inmobiliaria ya existente.

Finalmente el responsable de Obras Particulares señaló que "aún es demasiado prematuro" para hacer un balance sobre el impacto que ha tenido en la actividad la entrada en vigencia del nuevo Código Urbano aprobado por el Concejo. "Comenzó a aplicarse el 10 de mayo y además se entregaron reservas de derechos hasta mediados de noviembre. Hay que esperar al menos seis meses para hacer un análisis serio sobre los cambios que ha traído aparejado, aunque en términos preliminares ese impacto aún no se siente", aclaró el funcionario.