Sábado, 10 de enero de 2009 | Hoy
CIUDAD › EL PAMI DESPLAZó A EDUARDO ELIZALDE POR EL FESTEJO DE FIN DE AñO
El funcionario desplazado negó que haya organizado una fiesta en la obra social en horario de atención, y dijo que la denuncia surgió de "sectores afectados por la política de transparencia". El nuevo interventor es Mariano Zacarías.
Por Sonia Tessa
El comunicado fue muy escueto: "La dirección ejecutiva del Pami resolvió intervenir por el término de 90 días la Unidad de Gestión Local Rosario, hasta tanto se sustancie la investigación sumaria". El sumario se inició para establecer responsabilidades sobre una fiesta, denunciada con cartas y fotos a distintos medios, que se realizó el 29 de diciembre pasado en la delegación de Pami. El nuevo interventor será Máximo Zacarías, quien llega directamente desde Buenos Aires. Pero el funcionario desplazado, el médico Eduardo Elizalde, no se quedó callado. Por el contrario, dijo que la foto fue tomada por Soledad Recio, dirigente de UPCN; afirmó que la denuncia fue una "actitud aviesa, de sectores que se ven afectados por la política de transparencia que llevó adelante esta gestión" y desmintió que haya hecho una fiesta con odaliscas, mientras los afiliados esperaban ser atendidos. En cambio, aseguró que "fue un brindis, había una bailarina de danzas árabes propuesta por una institución que había ofrecido servicios, y la despedida de año se realizó cuando había terminado el horario de atención". Además, aseveró que el brindis "no costó nada, no se hizo con dinero de la obra social".
Elizalde fue designado como interventor de la conflictiva delegación Rosario de Pami el 4 de junio de 2008. Seis meses después, fue desplazado por decisión de la dirección nacional de la obra social. Pero Elizalde considera que la fiesta no fue el verdadero motivo. "Esta situación tuvo como objetivo interrumpir una gestión que se ha caracterizado por combatir la corrupción", afirmó. Y fue aún más lejos, dijo que "hay gente que se vio afectada por este combate a la corrupción, porque se empezó a gestionar con claridad en un lugar donde no había claridad, con transparencia y con honestidad". El ex interventor consideró: "Los que no son honestos se ven perjudicados y actúan de esta manera, aviesa, solapadamente y con maldad. En cambio, los jubilados en su conjunto ponderan esta gestión".
Sobre las acusaciones concretas que determinaron su alejamiento del cargo, Elizalde se explayó al decir que "no fue una fiesta". Y puntualizó: "Quiero desmentir cada una de las cosas que se han dicho en esta denuncia apócrifa, a partir de una foto tomada por un celular por una dirigente gremial de UPCN, Soledad Recio, a la vista de muchas personas". Sobre las razones de la supuesta "actitud aviesa", Elizalde indicó: "Es vox pópuli dentro de la institución que se trató de una represalia porque soy un profesional que no me he dejado sobornar. Sólo me dediqué a combatir la corrupción, el mal uso y la malversación de los fondos de los jubilados, y esto afecta a las personas inhábiles morales".
Por eso, Elizalde afirmó que la denuncia contra él "es toda falsa". Y aseguró que a la hora del brindis -se negó a llamarlo fiesta- "era fin de diciembre, no había actividad, fue después de las 14 horas, cuando el público ya se había retirado". Sobre todo negó que haya sido una bacanal. "Esto tampoco es cierto, ahí está la intencionalidad. Fue un brindis, no se gastó un peso, sólo hubo sandwichitos, tarteletas y gaseosas. Duró media hora", indicó. Al reiterarse que la denuncia consistía en la presencia de afiliados en espera de su atención, también lo negó. "En absoluto había jubilados esperando", dijo y arguyó que "el brindis de despedida se realiza todos los años y en todas las instituciones de Pami".
Pero el mayor énfasis del profesional estuvo puesto en las razones de la denuncia que motivó su desplazamiento. "Quiero decir claramente que nuestra gestión fue absolutamente clara, de puertas abiertas. Hice que la información circulara como nunca antes, impedí que datos importantes quedaran almacenados en una notebook que entraba y salía de la obra social, y decidí que estuviera como corresponde, en el Pami, en una computadora", indicó. Argumentó también que en los pocos meses de su intervención, "los pagos a los prestadores se normalizaron, no hubo trabas para los cobros, se terminaron las intermediaciones, hubo un trato claro y franco". A esa enumeración, agregó: "Recibí a los prestadores para que todo el mundo supiera con quién y de qué hablábamos. Porque desde la delegación no se maneja dinero, simplemente se propone la forma contractual".
Elizalde señaló como esencial una medida tomada el 1º de noviembre, y sugirió que está en el origen de lo que calificó como una movida en su contra. "Evité que 250 mil afiliados de la zona sur de la provincia quedaran sin atención de alta complejidad en neurocirugía, porque renunciaron todos los prestadores privados, que se manejaban por órdenes de prestación". Para Elizalde, esa gestión, que culminó con un convenio por cápita con el sanatorio Rosendo García, de la UOM, significó un "convenio sumamente beneficioso" para la obra social. "Logré que este sanatorio se hiciera cargo, que asumiera esta enorme responsabilidad. Estamos hablando de un cambio de gran magnitud", indicó, y explicó que anteriormente, la atención de algunos afiliados estaba capitada. En cambio, con otros afiliados, como los que se atendían en Pami 1, se manejaban con órdenes de prestación que se derivaban a otros sanatorios. "Esto se agravó con el corte de servicio, que iba a significar el pago por órdenes de prestación, lo que implicaba un valor enorme", agregó. "Logramos un convenio ventajoso, que permitió contar con atención en neurocirugía a 250 mil afiliados, que no quedaron a la buena de Dios", consideró.
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