Lun 12.01.2009
rosario

CIUDAD › VECINOS DE FRANCIA Y AVENIDA DE LA COSTA RESISTEN EL ANUNCIADO DESALOJO

Los que quedan afuera del progreso

Nueve familias se quedarán sin vivienda por el Plan de Urbanización municipal. "Queremos que nos integren", dicen. Aldo Lattuca, el desarrollador de las torres linderas al barrio los calificó como "una docena de intrusos y usurpadores".

› Por Evelyn Arach

Traicionados. Así se sienten los vecinos de Barrio Refinería que hace un mes recibieron la notificación de que el terreno donde viven será expropiado por el municipio. Son nueve familias que se quedarán sin sus viviendas como consecuencia del nuevo Plan de Urbanización. La construcción del complejo residencial Dolphines Guaraníes, tres torres de 45 pisos y 136 metros de altura, tuvo un impacto doloroso para los antiguos habitantes de Francia y Avenida de la Costa. Un barrio de trabajadores que durante años luchó para que las cerealeras dejaran de contaminarlos. "Y ahora que las empresas se fueron y el aire es puro quieren que lo respiren otros", se queja con desazón Juan Carlos Reyes. Y agrega: "No estamos en contra del progreso, al contrario, nos gusta que Rosario crezca, pero que nos integren a nosotros". Otras 42 familias están luchando para que la empresa Milicic S.A, la contratista encargada de derrumbar los silos, los indemnice por los daños que sufrió su propiedad como consecuencia de las explosiones que realizaron (ver aparte). Resueltos a resistir, esta semana comenzarán una campaña de difusión en el centro de la ciudad y están organizando una movilización masiva hacia la Municipalidad para principios de febrero.

Se trata de un barrio de gente sencilla. Con sólo asomarse o caminar unos metros pueden divisar el Río Paraná y el Puente Rosario Victoria, una vista excepcional que comienza a transformarse en un privilegio. Y allí todos son trabajadores de clase media: enfermeras, obreros de la construcción y amas de casas son los oficios más comunes. La mayoría con esfuerzo logró concretar el sueño de la casa propia. Pero los que no cuentan con una escritura viven un verdadero drama. Tal es el caso de Patricia Cieli: "Estoy hace 30 años en una casa que subalquilaba y no tengo título de propiedad. Cuando fui a la Secretaría de Planeamiento me explicaron que van a depositar el dinero en el juzgado por si aparece algún heredero, pero yo me quedo en la calle", cuenta. Patricia vive en esa casa, ubicada al fondo de un pasillo, con tres hijos que asisten a las escuelas de la zona. El desarraigo le costaría también su fuente de ingreso: "Trabajo por hora limpiando casas de familia de la gente del barrio, no tengo otro lugar adonde ir", explica con tristeza.

Las historias se multiplican. Corina y Antonino Sclafani llegaron al lugar en 1959, cuando ambos tenían 22 años y estaban recién casados. Construyeron su casa en un terreno cedido por el Ferrocarril Argentino, donde él trabajó siempre y allí criaron a su hija, que más tarde edificó otra vivienda en el mismo lugar. Ahora, 50 años después, esas tierras consideradas fiscales serán expropiadas. "El municipio nos ofrece 60 mil pesos en total, pero eso no es lo que vale. ¿Adónde vamos a ir nosotros?", se pregunta Antonino. Mientras Corina entre lágrimas explica que ambos padecen serios problemas de salud y están sumidos en la angustia.

En ese contexto, la indignación de todos aumenta. "Es una vergüenza que los llamen okupas y usurpadores. Esas familias fundaron el barrio y estaban totalmente olvidadas hasta que comenzó este negocio. Los vecinos vamos a resistir la expropiación y si no lo logramos, van a tener que pagar lo que vale", sostiene Reyes.

Uno de los puntos álgidos es el precio que el municipio está dispuesto a pagar por metro cuadrado, unos 250 dólares. Pero tasadores privados afirman que el valor de esos terrenos es mayor. "Les están tasando el terreno sin tener en cuenta la propiedad que construyeron", denuncia la diputada provincial Claudia Saldaña, que participa de las reuniones ante un pedido de ayuda de los vecinos.

Consultado por Rosario/12, el intendente Miguel Lifchitz desmintió esas versiones: "La municipalidad no tiene prevista ninguna acción de expropiación masiva. Está pensado sólo en dos o tres casas para construir una rambla de uso público. pero por supuesto que se va a tener en cuenta tanto el terreno como la propiedad. Es una tasación oficial", sostuvo.

El arquitecto Aldo Latucca, mentor de las tres torres residenciales dijo a este diario que los 260 departamentos residenciales y 40 oficinas están valuados en unos dos mil dólares por metro cuadrado. Y llamó "una docena de intrusos y usurpadores" a los vecinos que rodean el lugar. De todas formas, aclaró que la expropiación corre por cuenta municipal y está destinado a la obra pública.

Las torres estarán finalizadas a finales de este año y serán inauguradas con bombos y platillos en el marco del bicentenario, según confirmó el propio Latucca. Mientras tanto, los vecinos siguen pie de guerra. A principios de febrero realizarán una marcha hasta el Palacio de los Leones para exigirle al intendente una solución y comenzarán una campaña de difusión por el centro de la ciudad.

Frente al lujoso complejo, un cartel anuncia: "Climatizando la nueva silueta de Rosario". Una silueta que deja afuera a quienes forjaron la historia del barrio y ahora se ven obligados a irse.

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