CIUDAD › SENTIDO HOMENAJE A DOS DETENIDOS-DESAPARECIDOS ASESINADOS EN ROSARIO Y ENTERRADOS EN MELINCUé EN 1976.
Con un acto por la mañana en Melincué y otro por la tarde en Rosario, familiares llegados de Francia y México de Yves Domergue y Cristina Cialceta, pudieron dar sepultura definitiva a sus hijos asesinados hace 34 años.
› Por Pablo Fornero
El Bosque de la Memoria, en el Parque Scalabrini Ortiz, con el silencio y la paz que lo envuelven, fue el lugar elegido para homenajear al francés Yves Domergue y a la mexicana Cristina Cialceta Marull, secuestrados y asesinados el 26 de setiembre de 1976 por el terrorismo de Estado en Rosario y luego, enterrados como NN en Melincué. Hace diez días, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de ambos y un numeroso grupo de familiares vino especialmente al país. Ayer a la tarde, los recordaron plantando un ejemplar de timbó y arrojando a su alrededor las cenizas de ambos. "Mis padres pueden levantarse a la mañana sin preguntarse dónde están", dijo Eric, hermano de Yves.
Participaron del acto la vicegobernadora Griselda Tessio, y el Director del Museo de la Memoria, Rubén Chababo. Asistieron también la Secretaria de Derechos Humanos, Rosa Acosta, el secretario de Comunicación Social, Rubén Galassi y la diputada provincial Alicia Gutiérrez. También estuvo el embajador de Francia, Jean Pierre Asvazadourian.
Chababo fue el encargado de presentar el "especial, sentido y tan intenso" homenaje. En nombre del Museo de la Memoria y la Oficina de Derechos Humanos, procuró "abrazar y acompañar" a los familiares que, unidos y emocionados, contemplaban sus palabras. "Hoy se cierra un círculo porque la tumba ya tiene nombre", valoró. Culminó su discurso con el relato del poema "Y la muerte no tendrá dominio" del galés Dylan Thomas, que expresa: La fe en sus manos será un relámpago de dos, y los unicornes males raudos los atravesarán y aunque todo termine en separación ellos no serán destruidos. "Con amor para todos sus familiares", se despidió.
Visiblemente emocionada, Tessio celebró "la recuperación del nombre" de Domergue y Cialceta Marull. Dijo sentir algo especial por la historia de los jóvenes fallecidos porque tenían "un poco más" que la edad de sus hijos. Aprovechó la ocasión para condenar el accionar de la patota comandada por Agustín Feced durante la última dictadura al sostener que el ex Comandante de Gendarmería "vino a sembrar la sangre en las calles de la ciudad". Para finalizar, reflexionó que Yves y Cristina "van a florecer para que todos los rosarinos puedan ver los brotes de la primavera".
Luego habló Eric, hermano de Yves, que prefirió detenerse en la "larga lista de agradecimientos" y no en el homenaje porque "ya está hecho en la búsqueda. Esto es un triunfo de todos y hoy podemos decir tarea cumplida", exclamó. Francés pero con residencia en Argentina, contó con la compañía de su padre, Jean, y dos de sus hermanos, François y Brigitte, quienes arribaron al país para vivenciar la ceremonia. Eric parecía el más aliviado de los familiares, incluso esbozaba una pequeña sonrisa, reconfortante luego de años y años de lucha. En cambio, el llanto y la congoja se apoderaron de sus cercanos. "Todo este proceso lo vengo viviendo desde hace un año y medio que vengo con la pista. Eso me permite procesarlo de otra manera. Ellos acaban de desembarcar de Francia y tienen todo esto junto, todo este calor humano, deben estar vapuleados en el buen sentido", describió más tarde en diálogo con Rosario/12. Mientras Eric hablaba, Jean y la madre de Cristina, María Elena, permanecían agarrados de la mano. Detrás de sus lentes y arrugas, se percibía el fin de un tormento interminable. Con el tiempo, intentarán que la paz y la armonía se apoderen del recuerdo de sus hijos.
Después de los discursos, los familiares se agruparon y plantaron el árbol. Sin ningún motivo que remita a su hermano y a Cristina, Eric eligió un ejemplar de timbó por la "fortaleza que tiene y porque crece muy enérgico". Bien juntos, arrojaron las cenizas de ambos al hueco que se formó para la plantación. Estaban guardadas en un tarro de plástico envuelto en un papel de fondo amarillo que tenía pegadas, a su vez, dos fotos de Yves y Cristina. La emoción se apoderó de todos. "Duro, ¿no?", le preguntó la diputada Gutiérrez a Chababo y ambos compartieron las emociones en silencio. De a uno, familiares, amigos, autoridades y militantes fueron usando una pala y arrojando la misma tierra que se usó para cavar el pozo.
A la mañana, Yves y Cristina fueron recordados en Melincué, dónde se realizaron dos actos, uno en el Cementerio donde estaban enterrados y otro en la escuela Pablo Pizzurno. Allí, nació toda "esta maravilla", como entiende Eric. Porque en el 2003, un grupo de estudiantes secundarios de ese colegio emprendió, a pedido de la profesora Juliana Cagrandi, un trabajo práctico. Gracias al material que recabaron los chicos, Cagrandi se presentó ante la Secretaría de Derechos Humanos y efectuó la denuncia sobre la existencia de dos cuerpos enterrados como NN cuyas inhumaciones databan de la época de la dictadura. Así nació la pista para encontrar los cuerpos. Cagrandi también estuvo en el Bosque de la Memoria. Muy emocionada, recibió el agradecimiento público de Eric y se alegró por el calor que envolvió al homenaje, en las primeras horas de la tarde. "Yves y Cristina se merecían un lindo día", dijo al pasar.
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