No pasará de esta semana. Entre hoy y mañana, Miguel Lifschitz tiene previsto reunir a su tropa y luego encontrarse con el gobernador Hermes Binner para definir si finalmente compite por un tercer mandato en la Municipalidad, de cara al cierre de listas para las elecciones primarias que opera en dos semanas. Tres estrechos colaboradores del intendente confiaron a este diario que el jefe comunal está "más cerca del no que de aceptar" el planteo del binnerismo. "Pero no está nada cerrado y más allá de su postura personal vinculada con la necesidad de la renovación, el armado colectivo es lo que define cualquier posicionamiento". Si finalmente el jefe del Palacio de los Leones no busca su re-reelección, aparecen en carrera dos nombres: el secretario de Seguridad provincial, Horacio Ghirardi y la concejala Clara García, quienes encabezaron las listas del PS en los comicios de mitad de mandato desde que Lifschitz gobierna la ciudad. El secretario de Gobierno, Fernando Asegurado, era "el candidato" del intendente pero rechazó el ofrecimiento.

Públicamente Lifschitz reiteró hasta el hartazgo que era partidario de no ir por otros cuatro años al frente de la gestión municipal, argumentando que dos mandatos eran más que suficientes y que debían renovarse los liderazgos. "Muchos intendentes y presidentes comunales de la provincia, en su mayoría de otros partidos, le han comentado que los terceros mandatos son muy difíciles, hay mucho desgaste personal, la gente reclama el cumplimiento de lo prometido hace años y se complica la renovación de los desafíos", graficó un alto funcionario.

La aspiración inicial de Lifschitz y su tropa era ir por la Casa Gris.

Pero el escenario interno implosionó con el choque entre el sector de Binner y el de Rubén Giustiniani, y el intendente, tras una breve indefinición, terminó enrolándose detrás del gobernador y su candidatura provincial quedó relegada al ser ungido el ministro de Gobierno, Antonio Bonfatti, como el delfín de Binner para la gobernación.

El armado del binnerismo incluyó desde el vamos la candidatura de Lifschitz para la re-reelección, algo que nunca le cerró al intendente, que apostó hasta la semana pasada a ser la prenda de unidad del partido. Ese escenario nunca se concretó y finalmente a Lifschitz le quedaron dos opciones: aceptar la "recomendación" del gobernador o bien buscar un cargo legislativo nacional o provincial desde diciembre.

Con poco margen, el intendente definirá esta semana su plan de acción para los próximos cuatro años. "No vaya a ser que al no definirse Binner termine apoyando abiertamente al Pato Lamberto y nuestro sector quedaría sin chances de imponer un nombre propio", advirtió a Rosario/12 un estrecho colaborador, de la primera hora, del jefe comunal, aludiendo a la candidatura del jefe de los diputados provinciales del Frente que se lanzó hace varias semanas sin cosechar aún el aval de las cúpulas.

"Si Lifschitz se queda en la Municipalidad está el compromiso de apoyarlo dentro de cuatro años para la gobernación y seguramente no habrá interna local en el partido. ¿Alguien va a enfrentarlo con los números que tiene?", especuló un funcionario provincial, en relación a las candidaturas de Lamberto, y en especial de Miguel Zamarini.

"En lo personal nos ha reiterado a todos que no quiere ir por el tercer mandato, que incluso ya para el segundo jugó para aportar su granito desde Rosario a la candidatura a gobernador de Binner. Pero no está nada definido", se sinceró el titular de una repartición comunal.

De no buscar Lifschitz la re-reelección aparecen dos nombres: Horacio Ghirardi y Clara García, en ese orden. El secretario de Seguridad estuvo el viernes a la tarde en el Palacio de los Leones analizando con el jefe comunal el escenario local y "sus acciones recuperaron posiciones", según comentó un militante del PS. García sigue en carrera, aunque no cuenta con el aval mayoritario del sector. Fernando Asegurado, que era "el candidato" de Lifschitz rechazó el ofrecimiento una y otra vez. José Garibay y Jorge Elder, dos soldados del intendente, prefieren seguir en el armado territorial, más que lanzarse al ruedo electoral.