La propuesta de volver a Ñuls puso a Marcelo Bielsa en una encrucijada, donde se mezclaron los deseos personales con los profesionales. El Loco lo meditó 24 horas, tiempo donde la expectativa creció a niveles inesperados. Los hinchas se autoconvocaron y clamaron por su regreso al club en la puerta de su domicilio. Su hermano Rafael también hizo fuerza para persuadirlo. Pero en Bielsa primó la razón y decidió dejar para otra oportunidad su vuelta al parque Independencia. El ídolo rojinegro cree que el primer equipo puede superar la crisis futbolística sin su figura, desestimando la propuesta de suceder a Roberto Sensini. "Otra vez será", fue el consuelo que ofreció a los simpatizantes el presidente Guillermo Lorente.

En la noche del lunes los dirigentes y Bielsa cambiaron reflexiones sobre el presente del club por más de cinco horas. En la ocasión, el Loco fue más optimista que los propios directivos sobre el momento futbolístico. Bielsa no dudará en volver si se repiten las condiciones que por primera vez lo pusieron al frente del plantel profesional. En aquel caso, allá por julio de 1990, el equipo se encontraba con números débiles en el promedio.

Pero los dirigentes volcaron en la mesa de diálogo otra interpretación de la coyuntura deportiva, la cual consideran lo suficientemente preocupante para requerir del regreso del ídolo. Esta argumentación llevó a Bielsa a un análisis más severo de la situación.

Con el paso de las horas el Loco entró en duda. En la familia lo quieren ver de nuevo en Ñuls. Los hinchas, a su vez, se fueron contagiando de optimismo a medida que la negativa no llegaba. Vía correo electrónico se autoconvocaban ayer a la mañana para una marcha de apoyo al Loco en el club. La herramienta de comunicación, tan efectiva para oponerse al gobierno de Eduardo López oportunamente, sirvió de estímulo para alimentar el sueño. Y la ansiedad llevó a que ya al mediodía los primeros simpatizantes se acercaron al domicilio de Bielsa en Bv. Oroño y Av. Rivadavia a llevarle la emoción que despertaba el sueño de su retorno.

La expectativa de la gente desbordó la capacidad de comunicación de los dirigentes y el propio Bielsa. No había forma de ingresar al domicilio del Loco y la urgencia por conocer la respuesta obligaba al entrenador a resolver con el fragor de los hinchas vitoreando su nombre por cinco horas en las adyacencias de su domicilio particular.

La respuesta llegó vía telefónica y fue la más lógica: el Loco desestimó ser el sucesor de Sensini. Lorente redactó una breve carta que la web oficial de la institución colgó en Internet, y antes de las 20 se conoció que el sueño quedaba trunco.

El "no" del Loco decepcionó al millar del hinchas que se manifestaron en la calle. Los cantos dejaron de ser efusivos, las banderas flamearon con menos intensidad y la necesidad de escuchar la voz de Bielsa, que nunca llegó, no se disipó hasta pasadas las 21, cuando los hinchas comenzaron la desconcentración del lugar en momentos que se hicieron presentes los primeros efectivos policiales para liberar el acceso al edificio.