"El escenario de acuerdo hoy con el radicalismo a nivel nacional lo veo muy complicado", admitió ayer el intendente Miguel Lifschitz. En diálogo con Rosario/12 el titular del Partido Socialista provincial advirtió que si la negociación de la UCR con Francisco de Narváez deriva en un pacto electoral "no hay chances de ir juntos en las presidenciales. El socialismo es un partido de centroizquierda y nuestro esquema de construcción política está vinculado a las fuerzas progresistas. Ni el PRO ni el Peronismo Federal encajan en ese esquema. De nada sirve ir hacia un rejunte de partidos para sumar votos y llegar a una segunda vuelta con el kirchnerismo si la oferta no es creíble por falta de coincidencias programáticas". Tajante, el jefe comunal explicitó el malestar del PS tras el desembarco de la cúpula radical el martes a Rosario para apurar a Hermes Binner en la conformación de la fórmula presidencial con Ricardo Alfonsín. Además, coincidió con la Presidenta en la necesidad de bajar los niveles de conflictividad social.

La presencia en la ciudad del titular interino del radicalismo, Angel Rozas y de uno de sus hombres fuertes, el jefe de la bancada en el Senado de la Nación, Gerardo Morales no pasó desapercibida para el secretario general del PS de Santa Fe. Tampoco la presión radical para que el socialismo apure su definición en el ámbito nacional mientras el radicalismo negocia un acuerdo "distrital" con De Narváez.

"La verdad, el escenario de acuerdo hoy con el radicalismo a nivel nacional por como ellos están avanzando con su marco de alianzas lo veo muy complejo", se sinceró el intendente y máxima autoridad partidaria del PS en Santa Fe, en alusión a las negociaciones de la UCR con el diputado nacional bonaerense del peronismo disidente.

"El socialismo -continuó el jefe del Palacio de los Leones- es un partido claramente ubicado en el centroizquierda que siempre ha priorizado construcciones progresistas y no nos vamos a correr de ese eje. Ni el PRO ni el Peronismo Federal encajan en ese esquema, no lo digo para descalificar a nadie, porque además respeto a los dirigentes de esas fuerzas, pero no para ir juntos en un armado nacional de cara a las elecciones. No veo chances".

Para Lifschitz "no tiene sentido un rejunte de partidos para sumar votos con el objetivo de ir a una segunda vuelta con Cristina Fernández o el candidato que tenga el oficialismo si no hay de por medio una oferta creíble, una identidad que garantice luego gobernabilidad, que sólo se logra cuando hay coincidencias programáticas profundas".

El intendente también aludió a la conflictividad social y en particular a los cortes de calles que hubo esta semana en distintos puntos de la ciudad. En ese sentido criticó el accionar de diversas organizaciones sociales que protagonizaron protestas "aprovechando estos momentos preelectorales para agudizar los conflictos y demandas porque suponen que ahora es más fácil obtener beneficios".

Según el jefe comunal "hay que empezar a poner límites a determinadas prácticas. Hay método y forma de expresarse que no se pueden aplicar de manera indiscriminada". Al respecto ponderó los dichos de Cristina Fernández en torno a la necesidad de "bajar los niveles de conflictividad. Es un paso importante el que ha dado la Presidenta que ojalá derive en un acuerdo entre distintos sectores y poderes para que políticamente avancemos hacia un consenso respecto a cómo actuar ante determinadas situaciones desproporcionadas".

"Nosotros -agregó- hemos dado claras señales cuando recurrimos a la Justicia ante escenarios de pequeños grupos que cortan avenidas o arterias principales mientras el municipio los convoca a dialogar".