Jueves, 19 de mayo de 2011 | Hoy
CIUDAD › HéCTOR CAVALLERO, PRECANDIDATO A INTENDENTE DEL FRENTE PARA LA VICTORIA
Estuvo dos gestiones en el Palacio de los Leones, y afirma que vuelve a presentarse porque un hombre con su experiencia no es "un producto individual, sino colectivo".
Cuestiona la propuesta de "mandar la GUM a las comisarías" y expone sus planes.
Por Guillermo Zysman
Ante una única pregunta Héctor Cavallero duda unos segundos y responde con temor a equivocarse: "Esta es la sexta vez que soy candidato a intendente", dice orgulloso tras enumerar contiendas y cargos ocupados: dos gestiones en el Palacio de los Leones, tres veces concejal y un mandato como legislador nacional. "Lo mío siempre fue el desarrollo local", plantea, parafraseando su slogan de campaña ("Mi vida por Rosario"). El resto del diálogo con Rosario/12 es intenso: el Tigre se explaya en diagnósticos y expone planes para cada área. Cuestiona a la gestión Lifschitz por no haber invertido en obras y servicios públicos en las zonas más postergadas. Admite que la demanda por más seguridad "está muy extendida" pero aclara que es responsabilidad inicial de provincia y Nación. "El intendente tiene mucho que hacer pero no decir que va a mandar la GUM a la comisaría porque la Justicia no se lo va a permitir", advierte, cuestionando la consigna de su rival interno en el PJ, Diego Giuliano. El ex intendente reivindica al kirchnerismo -"están haciendo lo que siempre soñamos"-, revisa su acercamiento al menemismo en los noventa y continúa considerándose socialista "cercano al peronismo y al campo popular".
-- ¿Cuál es su diagnóstico sobre el estado de la ciudad?
--Esta es una ciudad compleja, muy fraccionada socialmente producto de las migraciones del nordeste argentino con una cantidad de villas de emergencia muy grande. Ese es un gran desafío para el futuro porque hay villas que va a haber que erradicar porque están en lugares que no pueden estar, por ejemplo en las vías del ferrocarril donde el Estado no puede darle ningún tipo de infraestructura social. Otras que sí, con programas como el Rosario Hábitat se va a poder superar, pero la magnitud es muy grande. También notamos mucha diferencia en cuanto a la oferta de obras y servicios públicos en los barrios. Hay muchos pedidos de pavimentación a nivel definitivo y de veredas. En cuanto al transporte, hay que mejorar la circulación del sistema público con carriles exclusivos porque con el flujo de tránsito que hay no se puede sostener la frecuencia. Me sorprendió la cantidad de personas que demandan vivienda, marginales, trabajadores y sectores medios.
-- ¿A escala municipal usted cree que pueda darse una respuesta?
--Bueno, a escala municipal lo que se puede hacer, junto al Estado nacional es avanzar con la urbanización y relocalización de asentamientos irregulares. El Banco Municipal puede jugar un papel, pero por el fondeo que tiene no puede afrontar este tipo de créditos y tiene que asociarse con el Banco Nación y alguna banca cooperativa.
--Respecto a la gestión municipal ¿qué balance hace?
--Lo primero que quiero destacar es que los intendentes que tuvo Rosario tras la recuperación democrática han seguido políticas de Estado y han sido buenas intendencias, se le ha sacado una ventaja comparativa muy importante a Córdoba que es la ciudad con la que siempre nos comparamos. Así se pudo avanzar con la recuperación de la costa, la apertura de las avenidas, la salud pública. Lo que he notado en estas dos últimas gestiones en cuanto a la oferta de obras y servicios públicos es que hubo desequilibrio, no hubo una oferta sostenida fuera de los bulevares y eso da una inferioridad en la calidad de vida que hay que retomar. Para eso hay que reformular el Presupuesto municipal, hoy 1469 cuadras que están en condiciones de hacer pavimento a nivel definitivo y este año el Ejecutivo con fondos propios se incluyeron 37 cuadras, a este ritmo tardamos 42 años para hacer estas cuadras, y es importante recordar que cuando se avanza con el plan cloacal, se suman cuadras para el pavimento definitivo.
--¿Está planteando que existen dos ciudades?
--No, para mí hay una sola ciudad. Yo tengo como criterio político de base la justicia social. ¿Cómo se aplica a una gestión municipal? Distribuyendo más recursos donde más hace falta, es lo que hicimos cuando estuvimos en la intendencia, priorizamos la zona sur, después la oeste y luego el resto. Aplicamos ese concepto filosófico político a la gestión cotidiana, privilegiando a las zonas y sectores más carenciados.
Eso para mí es una asignatura pendiente que deja esta administración.
--En cuanto a la seguridad que fue uno de los temas más abordados en esta campaña, ¿qué análisis hace de su abordaje? ¿Cómo ve el escenario y qué planes tiene de llegar a la intendencia?
--Desde el municipio se puede hacer mucho pero la responsabilidad mayor es del gobierno provincial que tiene que manejar la policía y de alguna manera la Justicia. Después está la Justicia Federal y las fuerzas nacionales. Recién después está el intendente. Ahora si digo que voy a mandar la GUM a la comisaría, tengo que saber que el agente es un empleado municipal y no lo puedo mandar a un área provincial. Te lo va a impedir la Justicia. Y a su vez la provincia no lo puede aceptar porque es de otra jurisdicción. Eso es decir una cosa que no se puede concretar. Creo que toda la acción que tiene hacer la Municipalidad tiene que ser una acción tendiente a igualar porque a mayor desigualdad, mayor conflictividad. Soy partidario de entender el problema desde el punto de vista de la solidaridad humana. Y en ese sentido digo que toda la tarea de inclusión es una prioridad.
--Usted ha sido muy crítico sobre el rol de la policía
--En un porcentaje mayoritario la policía es cómplice del delito. No la policía como institución, sino algunos miembros de las cúpulas, son cómplices por acción: reciben prebendas o coimas de las economías delictuales. Yo me cansé de decirlo con nombre y apellido y nadie me ha citado. Hay prostíbulos con posibilidad de trata, pensiones que son madrigueras de delincuentes, hay casas ocupadas, chatarrerías y desarmaderos clandestinos. Allí el intendente tiene que ir y pedir si tiene habilitación e investigar sino hay tergiversación de rubro.
--¿Por qué intentará nuevamente ser intendente?
--Ninguna persona de mi trayectoria es un producto individual, sino colectivo. Los vecinos cuando hago las recorridas me piden que vuelva a presentarme. Estoy lúcido, con ganas de seguir aportando y soy un militante más, no puedo ser un espectador.
--¿Será esta la última oportunidad para volver a la Municipalidad?
--Me parece que sí pero yo nunca como militante descarto nada. En 2009 anuncié totalmente convencido que no iba ser más candidato y al mes me vinieron a buscar y acepté ser candidato a concejal. Yo voy a seguir trabajando en la ciudad, sea cual fuera el resultado de la elección.
--Su mirada sobre el rol del Estado y sus propuestas son muy distintas a las de Giuliano, rival en la interna pero no tan diferentes a las del socialismo, adversario pero de la general. ¿No le parece una paradoja?
--Yo nunca renegué de mi socialismo, lo sigo siendo. Hay un socialismo, el de la Internacional Socialista que se adapta al modelo europeo y otro que no tiene nada que ver que está vinculado a Latinoamérica donde se parte del campo nacional y popular. Esa fue la diferencia fundamental que siempre tuvimos. No se olvide que en 76 el PSP votó la fórmula Perón-Perón. Y esta expresión del peronismo con el kirchnerismo es la que siempre soñé tener como aliado. Todos nuestros sueños y consignas este gobierno los está concretando. Le digo más, muchos socialistas con lo que tengo diálogo me dicen que coinciden en un 80 por ciento con las medidas de este Gobierno. Y no podría ser de otra manera.
--Aunque ya hizo una autocrítica, ¿cómo lee ahora, a la distancia su acercamiento al menemismo en los 90?
--Hice una autocrítica porque siempre pensé que la única verdad es la que piensa el pueblo no la que vos crees. Yo nunca fui menemista, al contrario repudié los indultos, las privatizaciones. Pero cuando uno gobierna se aproxima al gobernador y al presidente de turno porque un intendente no puede resolver sólo los problemas. Y quizás esa relación llevó a mucha gente a tildarme de menemista, cuando no fue así. Al contrario, yo estaticé Parques y Paseos tras echar a Fibracca. Pero no fui neoliberal, farandulero ni corrupto, nunca fui nada de eso.
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