CIUDAD › MENEM PASO POR ROSARIO EN TREN DE CAMPAÑA
› Por Guillermo Lanfranco
Fue inevitable. Tuvo que hablar más de los ausentes que de los presentes porque eran más notables las ausencias que las presencias. "Pregunto a aquellos que venían cuando yo era Presidente, ¿dónde están? Les aseguro que no se van a animar a levantar la vista para mirarme de frente", bramó Carlos Menem en Sportivo América. Unas mil personas lo aclamaron desde abajo, mientras un grupo de desconocidos hacía lo mismo atrás, en el palco. El riojano pasó ayer por la ciudad para respaldar la candidatura de Luis Rubeo como diputado nacional, y dejar en el final de su discurso una advertencia: "Voy a volver a Rosario como senador, para empezar la campaña a Presidente".
El estadio de calle Tucumán quedó holgado para la tropa carlista. Mientras una cumbia de Los Palmeras atronaba con que "al pueblo la miseria y la pobreza le robaron la esperanza de vivir, aheeha!! soy menemista, menemista", la locutora anunciaba que Menem y Rubeo "van a estar contándonos las ganas de trabajar que tienen". La chica aclaró que era de Villa Gobernador Gálvez, lo que hizo más evidente la ausencia de aquel gordo que años atrás juró dar la vida por Carlos. "Sí, va a venir", prometió en vano alguien con credencial de "Logística". Pero Pedro González nunca llegó.
Carlos sí contó con el apoyo total de Luis Rubeo y... de Luis Rubeo. Veintitrés pancartas de igual factura mostraban el nombre del ex senador por Santa Fe, colgadas en las paredes del estadio. ¿El resto? "Todos autoconvocados y fieles", describió la locutora a los asistentes, incluyendo a centros comunitarios, representantes de seccionales, de pueblos vecinos y la comisión de mujeres castrenses de las fuerzas de seguridad de Rosario.
Rubeo no anduvo con vueltas a la hora de presentar a Carlos: "Hoy Rosario se viste de fiesta porque ha llegado el hermano mayor, el hermano querido, heroico compañero, el militante que condujo la Nación y hoy conduce la recuperación del peronismo. Genial estadista, paradigma de un peronismo que se compromete a recuperar nuestro movimiento y sacarlo de las manos de quienes proyectan destruirlo". Y anunció que "nosotros iniciamos la marcha triunfal que conducirá desde el genio de Carlos Menem a la batalla del 2007 para recuperar para los peronistas el control de Santa Fe y de la República Argentina".
Saco príncipe de Gales, corbata amarilla, después de ser sostenido por dos colaboradores -como una especie de paraavalanchas- para poder inclinarse y saludar a la gente que estaba frente al palco, Carlos aclaró que "a mi no me asustan las amenazas de los poderes de turno", mientras la barra mechaba fuertes "¡¡traidores!!". Arremetió contra el gobierno de Néstor Kirchner porque "se parece más a una dictadura que a una democracia" antes de agregar que "estos personajes se llenan la boca diciendo que hay superávit fiscal, pero ¿a quién le llega, al trabajador, al empleado, al pueblo?, no!!".
Para cerrar se guardó un cuento, protagonizado por un riojano que muere y en el más allá lo esperan el diablo y Dios. Primero lo llevan al infierno y encuentra "una fiesta total con mujeres y los mejores conjuntos". Después va al Paraíso, donde hay curas y música sacra. Entonces le dan a elegir qué prefiere. El Infierno, dice, pero cuando vuelve lo meten en una caldera. ¿Y ésto?, pregunta asombrado. Lo que pasa que antes estábamos en campaña electoral, responde el diablo. "Lo mismo les va a pasar a estos obsecuentes", cerró con moraleja el relato Carlitos, sin dar nombres. Aunque por la tarde, en conferencia de prensa, ya había respondido a las preguntas sobre Jorge Obeid y Carlos Reutemann: "Me siento defraudado por aquellos que abandonaron las filas del justicialismo por seguir al Presidente". Y no hablaba de la década del `90.
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