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Trabajadores estatales marcharon ayer frente a la Municipalidad y ante la delegación local de Gobernación con reclamos simultáneos que buscan marcar la agenda gremial de 2012. ATE Rosario volvió a hacer visible su reclamo para que la Intendencia reconozca este sindicato como espacio de agremiación de su personal. Amsafé y los empleados de salud pública enrolados en Siprus se sumaron a la movilización para exigir apertura de paritarias, plantar la discusión del salario mínimo por encima de los 5.900 pesos que representa el costo de la canasta familiar, equiparar las asignaciones familiares de los trabajadores municipales con los de la Provincia y de la Nación y la eliminación del impuesto a las Ganancias del salario.

"Largamos estos planteos antes de lo habitual, que suele ser en febrero, para que los decisores vayan sabiendo desde qué lugar los trabajadores empezaremos el diálogo", avisó Gustavo Martínez, titular de ATE Rosario.

Acerca del reconocimiento que no consiguen a nivel municipal, el dirigente consideró que "es un absurdo que Rosario sea una de las pocas ciudades que ignora a un sindicato con 248.000 afiliados, presente en 700 municipios y donde uno de cada cinco es municipal". Y marcó como contradicción que el Partido Socialista apoye el reconocimiento de la CTA a nivel nacional.

Luego de la entrega de un petitorio avalado por mil firmas, el secretario de Gobierno, Fernando Asegurado, explicó la posición del Ejecutivo local. "La legislación vigente en Santa Fe es un estatuto del empleado municipal que reconoce un sindicato único, el que posea mayor cantidad de afiliados. Tal vez sea un marco jurídico que quedó superado en el tiempo, como que Rosario todavía no tenga autonomía, pero es la ley vigente", cerró el funcionario.

Para Martínez, el obstáculo tácito es "la presión del Sindicato Municipal" con el que la gestión Lifschitz "ha tratado de negociar, de intercambiar favores sobre la condición de vedar la representatividad de ATE, que ya cuenta con 800 afiliados municipales a pesar de todo".