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Lunes, 9 de abril de 2012

CIUDAD › MICROCRéDITOS Y TALLERES EN LA VECINAL DE BERNARDO DE IRIGOYEN

La solidaridad bien entendida

Hasta hace poco la vecinal del barrio Bernardo de Irigoyen en el sur de la ciudad, brindaba una copa de leche para unos 200 chicos y ancianos. Las autoridades lamentan que la Municipalidad haya decidido interrumpirla.

Cae la tarde calurosa, antes del fin de semana largo, y el local de la vecinal Bernardo de Irigoyen, en la calle Alzugaray al 900, está repleto de gente. Niños que andan en bicicleta por el amplio salón que puede albergar hasta a 300 personas, mujeres que integran el grupo de alfabetización para adultos a cargo del docente Rubén Juárez, otras mujeres que aprenden el oficio textil con máquinas rectas y remalladotas en un salón aledaño, con 16 máquinas relucientes. Algunos de los que andan por ahí llevan más de 50 años en esa vecinal, creada el 17 de agosto de 1960. El guía es Marcial Agüero, presidente de la organización, que se enorgullece de contar con más de medio siglo como vecinalista. La actividad dista mucho de una puesta en escena: en el taller de capacitación laboral en costura, que financia el Ministerio de Trabajo de la Nación, habían previsto un solo turno con 16 alumnas, pero debieron duplicar la capacidad, en dos turnos, y aún así quedaron 20 aspirantes afuera. La intención es quedarse con las máquinas, para montar un emprendimiento que ofrezca la ansiada salida laboral. Allí están contentas y terminan la nota con un aplauso para Microban, la cooperativa que les acercó la posibilidad.

Si bien Agüero preside la vecinal, las mujeres que integran la comisión directiva se hacen sentir. María Antonia Granados colabora con la actividad educativa para adultos, pero también se hace un lugar para estar en el taller textil. En cambio, Rosa Narvaiz lleva la batuta en el taller textil. "Soy la encargada, la modista. Es muy importante esta actividad porque empezaron en cero, no sabían ni enhebrar la aguja", explica. La profesora se llama Rita. En el grupo hay mujeres de más de 60, que buscan hacerse de un oficio para desarrollar un emprendimiento y otras, mucho más jóvenes. Joana tiene 24 años, dos hijos y muchas ganas de trabajar. "No sabía nada y dentro de todo, con la paciencia que me han tenido, voy saliendo adelante", dice la joven, que concurrió con su hija de siete. El curso comenzó el 28 de febrero y dura dos meses.

Agüero recuerda que en 1960, cuando comenzaron, los terrenos de la vecinal eran baldíos. Primero construyeron una prefabricada de madera, luego la cocina, y fueron incrementando la superficie. Lo más importante, subraya, es lo que consiguieron para el barrio: pavimento, agua, luz. Lamenta que las cloacas todavía sean una promesa, pero también subraya que el barrio está previsto en las obras de saneamiento prontas a comenzar.

El barrio Bernardo de Irigoyen empieza en Batlle y Ordoñez, hacia el sur, desde San Martín hacia el arroyo Saladillo. En la vecinal brindaban, hasta hace pocos meses, una copa de leche para 192 chicos y 20 ancianos. Agüero afirma que todos los días, cada comensal se llevaba dos litros de leche a la casa y lamenta que la Municipalidad haya decidido interrumpirla. También sostiene que un grupo de vecinos quiere disputar la comisión directiva, "sin respetar los estatutos y con argumentos falaces". El 15 de mayo serán las elecciones, aunque los disidentes pretenden hacerlas antes. "Fiscalía de Estado me dice que por estatuto son en mayo", dice Agüero. Su compañero vecinalista de toda la vida, Roberto Padín, de 76 años, refuerza esa posición. La vecinal abre todos los días de 14 a 19.

El aula del centro de alfabetización tiene una puerta independiente. Allí hay unas pocas computadoras viejas, tapadas con sábanas y telas, porque son cuidadas como un tesoro. "Así, las alumnas pueden entender mejor, por ejemplo, cómo funciona un cajero automático", dice Juárez, orgulloso porque todos los años organiza viajes con las estudiantes, que costean con rifas y otras actividades. El Palmar de Colón, en Entre Ríos, y el palacio San José, donde vivió Justo José de Urquiza, fueron los destinos de la última excursión. También se enorgullece por los logros de sus alumnas. "Tengo 54 años y no tuve la oportunidad de ir a la escuela, porque tenía que trabajar juntando algodón en el Chaco, donde me críe. Siempre me gustó la escuela, cuando veía una señora vestida de blanco me emocionaba. Hasta que me animé y llegué", dice ahora, contenta. Hace 3 años que va al centro, y está a punto de dar el gran paso, largarse a leer por su cuenta.

Muy parecida es la historia de Ramona, de 60 años, madre de 12 hijos, que cuenta 30 nietos y ocho bisnietos. "Siempre me gustaba, pero tampoco pude. No había escuela cerca del campo en el que viví como 10 años cuando era chica, entonces no me mandaron".

Uno de los mayores orgullos de la vecinal son los microcréditos que ofrecen a través de Microban, y gracias al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. "La hermana del ex presidente Kirchner nos ayuda mucho, nos solventa gastos de capacitación en distintos rubros", dice Agüero en referencia a Alicia Kirchner. Sobre los microcréditos, dice que "hasta ahora han dado resultados" y que el incumplimiento de pago es menor al 3 por ciento.

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La vecinal tiene 50 años y cuenta con planes de Desarrollo Social de la Nación.
 
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