La comunidad educativa de la escuela a la que concurría el adolescente que falleció el martes tras padecer una fiebre de origen incierto decidió suspender el dictado de clases ayer y hoy, aunque desde la Secretaría de Salud municipal aseguraron que no hay razones sanitarias para tomar esa medida. Descartada la posibilidad de que el chico fallecido haya contraído fiebre hemorrágica argentina (FHA) o leptospirosis, hoy se sabrá si la causa del deceso fue o no un cuadro de hantavirus.

La responsable del área de epidemiología de la cartera de Salud, Analía Chumpitaz, estuvo ayer en el establecimiento donde funcionan la secundaria nº 547, a la que asistía el alumno de 15 años, y la primaria nº 1318. "Vi mucha limpieza, buenos recaudos, pero insisto: la escuela no es un foco de infección, y no se trata de una población expuesta a riesgo evidente. Comparto el duelo de la comunidad, entiendo su sentir, pero es una lástima que no haya clases porque no hay motivos sanitarios ni epidemiológicos para tomar medidas extraordinarias", dijo la funcionaria.

Una fuente del Ministerio de Educación explicó que, si bien no hay motivos fundados para suspender las clases, la cartera aceptó la decisión de la escuela para contribuir a la tranquilidad de los padres y docentes.

Por la mañana concurrieron escasos alumnos a la escuela, y tras una reunión de padres y docentes se resolvió levantar las clases hasta hoy inclusive, en ambos turnos. "Para tranquilidad de la comunidad, se volverá a realizar desinfección y desratización. El viernes 18, a las 9, asistirá a la escuela el personal médico de Epidemiología para hablar con los padres. Los esperamos", decía un afiche clavado en la puerta del edificio escolar. Enfrente, en el cuarto de manzana sobre la ochava de Barra y Saavedra, se aprecia la suciedad residual de lo que hasta hace un par de semanas era una chatarrería ilegal que se había establecido sobre el terreno vacante. Ese negocio se desarmó a partir de intimaciones municipales y, según contaron ayer algunos vecinos, "las ratas se dispersaron para todos lados cuando movieron los fierros y quemaron". Estos se encontraban ayer en una canchita de fútbol aledaña al basural, rodeado de perros galgos con los que -contaron- salen a cazar en los campos más cercanos a ese extremo del sudoeste rosarino.

Ese dato es lo que abonó las murmuraciones tras la rápida descompensación del adolescente, que fue internado en el Hospital Víctor J. Vilela el lunes con un cuadro febril no especificado, y falleció en la madrugada del martes.

"No es tan fácil contagiarse de FHA, leptospirosis o hantavirus, no todos los roedores están infectados, y no se transmiten de persona a persona", dijo Chumpitaz al enfocar las enfermedades insinuadas por síntomas comunes como fiebre, dolores musculares y articulares, piel amarillenta y hasta pérdidas de sangre.

La epidemióloga repasó que el roedor que transmite el virus de la FHA se encuentra en ámbitos rurales, es raro en la ciudad. "La manera de prevenir es no facilitarle hábitat, por ejemplo, desmalezar". La prueba biológica que se realizó en el Cemar acerca del caso del alumno fallecido descartó esta enfermedad como causal de muerte.

La leptospirosis es transmitida por las ratas más grandes y las que viven en ámbitos cercanos a ríos y lagunas, por lo que quienes frecuentan esos lugares sí deben tomar recaudos sanitarios. De todos modos, dijo, es difícil contraer este mal porque se da desde la orina del animal y debe ingresar en una herida cutánea de la persona. También los exámenes en este caso dieron negativo.

Hoy se sabrá el resultado de las pruebas para determinar si el chico había contraído hantavirus. "Hasta ahora, los roedores capturados por el dispositivo sanitario en la ciudad no presentaban este virus. Desde 2008 no tenemos casos autóctonos de hantavirus", reseñó Chumpitaz.