Viernes, 21 de septiembre de 2012 | Hoy
CIUDAD › RECLAMO POR UN CRIMEN IMPUNE DESDE HACE UN AñO
Claudio Tomás Colli, alias Caio, tenía 18 años cuando fue asesinado arriba de la línea 143 roja, en 1º de Mayo y Centeno, alrededor de las 16.30 del Día de la Primavera del año pasado. Iba a La Florida con un grupo de amigos y primos a festejar el 21 de septiembre. Fue el tercero en abordar el colectivo en esa parada de barrio La Tablada. Un muchacho subió por la puerta de atrás, le disparó en el pecho y volvió a bajar del ómnibus. En la calle, al tirador lo esperaba un cómplice --menor de 18 años--, en una moto. Ayer, mientras la lluvia empapaba los carteles de papel con la foto de Caio tendidos en las escalinatas de Tribunales, Cristina Carrizo, su madre, denunció connivencia policial de las comisarías de la zona y de los encargados de la investigación, ante el juez de la causa, Alejandro Negroni.
Según dijo la mujer al salir del despacho del magistrado, el acusado prófugo "tiene familiares en (la división) Homicidios. Por eso le pedí al juez que sacara a Homicidios de la investigación, y me dijo que ahora se iba a hacer cargo Seguridad Personal", señaló Cristina, en la víspera del aniversario del homicidio de su hijo.
El pedido de justicia fue pacífico. Los familiares, amigos y vecinos de Caio reclamaron la "urgente detención" del presunto homicida, que --anque tiene pedido de captura-- es visto "seguido" en el barrio. Ayer Cristina le reclamó al juez de Instrucción 15º "celeridad en la causa". Según expresaron los manifestantes, al acusado "se lo relaciona con el narcotráfico. Es soldadito". Cristina se quejó: "Me dicen que tiene pedido de captura, pero no lo encuentran. Es una burla para nosotros. Hay complicidad de las comisarías 11º y 16º. Además, en el barrio dicen que hay familiares de este chico en la sección Homicidios. Hoy dimos datos y esperamos que avance la causa".
La tía de Caio señaló que su sobrino iba a la escuela con el acusado, y que por cuestiones de la edad, había "pica" entre ellos. "La bronca fue durante años", dijo la mujer. Cuando se cumplían dos meses del homicidio, este diario entrevistó a los vecinos de la zona que aseguraron que "a Caio lo mataron porque había empezado a progresar". El chico estaba por comenzar un curso de construcción.
Desde el homicidio, la vida de los Colli se complicó en el barrio. "Mis otros hijos, de 14 y 16 años estaban terminando la secundaria y tuvieron que dejar de ir porque eran continuamente amenazados. Los primeros meses no podíamos ni siquiera salir a la calle", lamentó Cristina.
Hace un año, el disparo a quemarropa impactó en el pecho del muchacho y terminó con su vida en la vereda, luego que sus amigos lo bajaran del colectivo que continuó el recorrido. Todo sucedió frente a los pasajeros del transporte público y al propio chofer.
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