CIUDAD › TRES DíAS DE LLUVIAS SATURARON EL SUELO Y FAVORECIERON EL DESCONTROL DE TANTA TANTA AGUA
Ayer a la tarde los trastornos por el desborde pluvial fueron superados en el 90 por ciento de la ciudad, aunque persistían "anegamientos puntuales" en Nuevo Alberdi, Fisherton y Empalme Graneros. Unos 30.000 usuarios están sin luz.
› Por Luis Bastús
El comité de crisis que integraron Municipalidad y Provincia tras la tormenta anunció que el 90 por ciento de la superficie afectada por inundaciones (ver página 4) había sido normalizada. El pico de la emergencia pasó, el agua retrocedió a sus cauces de desagüe y de las 520 personas que llegaron a ser evacuadas sólo en Rosario, anoche permanecían 250, mientras el resto había regresado a sus viviendas. En Fisherton Industrial un joven desapareció en un desagüe al rescatar a un amigo. Y como en un deja vù del 20 de diciembre de 2001, la tensión mutó en algunos saqueos a supermercados en barrios del oeste y sur, y en Villa Gobernador Gálvez (ver página 2). De los múltiples piquetes que brotaron en la periferia, anoche persistían dos en zona sur.
Luego de que Antonio Bonfatti y Mónica Fein sobrevolaran las zonas afectadas, el secretario general del municipio, Jorge Elder, abrió una reunión del comité de crisis y afirmó al caer la tarde que los trastornos por el desborde pluvial fueron superados en el 90 por ciento de la ciudad, y que persistían "anegamientos puntuales" en Nuevo Alberdi, Fisherton y Empalme Graneros. De los 520 evacuados alojados en el predio de La Rural y en un albergue municipal de Grandoli al 3000, la mitad había regresado a sus barrios y 250 permanecían en los galpones del Parque Independencia.
En cuanto a la energía eléctrica, la tormenta dejó fuera de servicio 20 líneas de media tensión de las cuales la EPE logró reparar seis a lo largo del día. Elder estimó que anoche quedaban en distintos sectores, incluso en el área central, unos 30.000 usuarios sin luz y que el servicio podría normalizarse entre hoy y mañana. Como consecuencia de esto, 54 esquinas continuaban anoche con sus semáforos apagados.
El secretario de Servicios Públicos, Pablo Seghezzo, indicó que las líneas de colectivos recuperaron sus recorridos habituales, y observó que la acumulación de residuos en algunos casos pudo contribuir a obstruir el sistema de drenaje pluvial, y exhortó a "cambiar las pautas culturales de higiene de la población".
Elder valoró que los agentes sociales, apoyados por la policía, lograron desactivar 14 piquetes de vecinos que reclamaban asistencia pero que dificultaron el tránsito y el despliegue del operativo de emergencia. Anoche persistían dos protestas, una en 27 de Febrero y Circunvalación, otra en bulevar Oroño y vías del ferrocarril. "Pedimos tranquilidad a la población, que permanezcan en sus casas, para garantizar la circulación y la resolución más rápida de esta situación", apeló Elder. Consultado sobre los robos masivos a supermercados que se registraron por la tarde, Elder descartó que se tratara de una maniobra digitada con fines políticos y los atribuyó a la crispación originada por la situación emergente, influenciada acaso por episodios similares que la televisión mostraba ayer desde Bariloche.
El secretario de Obras Públicas, Omar Saab, encuadró la zozobra hídrica de la ciudad en el carácter excepcional del fenómeno metereológico, sumado a los tres días precedentes de lluvias que saturaron el suelo y favorecieron el descontrol de tanta agua caída, 250 milímetros en poco más de cuatro horas. Saab expuso que al construir un desagüe urbano se contempla la posibilidad de que una vez cada cinco años ocurra una lluvia de 150 milímetros por hora. "Ayer ese límite se superó tres veces, y llegó a un pico de 230 milímetros por hora, algo que sucede una vez cada cien años", comparó.
Saab dijo que el incremento de caudal en los canales Salvat e Ibarlucea, colectores de la lluvia rural por el noroeste, más la excepcional cantidad de agua caída en el ejido urbano complicó la embocadura del arroyo Ludueña. Esos factores también hicieron colapsar al Emisario 10 que debía ser el desagüe natural y que al desbordar impidió el drenaje en Fisherton y Empalme Graneros. "Recorrimos el conducto y estaba limpio, el agua corría bien. Fueron condiciones excepcionales, la lluvia más severa que haya conocido la ciudad", dimensionó.
En Empalme Graneros el anegamiento volvió a encender el reclamo vecinal por la construcción del Aliviador 3, que debiera descargar volumen al entubamiento del Ludueña y desaguar paralelo a Sorrento hasta la desembocadura del arroyo, sobre el Paraná. La obra fue licitada hace un año, pero su construcción comenzó en noviembre pasado, después de la tormenta del 22 de octubre. Saab dijo que cuando esa obra esté en funciones "posiblemente contribuya a atenuar el impacto de una situación así".
Los titulares de Salud Pública municipal, Adela Armando y Leonardo Caruana señalaron que el foco de atención que prima por estas horas en los 54 centros de salud es prevenir la aparición de leptospirosis, enfermedad propicia en inundaciones como esta.
La crisis se tornó tragedia a media tarde en Gorriti y Circunvalación. Santiago Varela, de 19 años, desapareció en la succión de un caño de desagüe cuando se arrojó al agua para salvar a su amigo Nahuel, con quien jugaba en una alcantarilla desbordada. Aunque no era oficial aún porque el operativo continuaba, se trataría del primer muerto por la tormenta. Bomberos Zapadores, Policía Científica, el Sies y la GUM buscaron por horas al muchacho, pero no lo hallaron. Minutos antes de las 18 el operativo se levantó en el lugar y la búsqueda continuaba hacia la zona de desagüe: en el emisario que está cerca del shopping Alto, por el Ludueña. Fuentes oficiales confirmaron que era más que difícil encontrar al joven con vida y el objetivo ahora era dar con el cuerpo.
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