Viernes, 21 de diciembre de 2012 | Hoy
CIUDAD › SAQUEAN SUPERMERCADOS DE COMERCIANTES CHINOS
Personas jóvenes, en su mayoría del mismo barrio, y algunos
armados, asaltaron supermercados en la zona comprendida por
Perón, Uriburu y Provincias Unidas y dos de Gobernador Gálvez.
Por José Maggi
Siete supermercados rosarinos y dos de Villa Gobernador Gálvez fueron objetos ayer de distintos tipo de asaltos en masa de parte de vecinos que trataron de llevarse lo que encontraban a su paso, con distinta suerte. El más violento -con disparos al guardia de seguridad inclusive- y con el 75 por ciento del comercio saqueado fue el de Cerrito 4300. Pero también fueron asaltados negocios de Gutemberg y Cochabamba, Amenábar y Constitución, Matienzo y Biedma, Garzón y Biedma, Avellaneda 2800, y el super Coty de Filippini y Levalle, de la vecina ciudad, y otro en Soldado Aguirre y 9 de Julio. Estos fueron los blancos elegidos, por personas jóvenes, en su mayoría del mismo barrio, y casi todos son de capitales chinos (a excepción de Coty), en los que además actuaron personas armadas.
En Rosario la zona más caliente fue la delimitada por avenida Pellegrini, avenida Pte. Perón, Uriburu y Provincias Unidas, donde ayer a la tarde efectivos policiales a bordo de motocicletas y patrulleros recorrían a toda velocidad los distintos comercios en derredor de los cuales se arremolinaban vecinos con actitud amenazante.
El signo distintivo era la nacionalidad de sus propietarios: todos eran chinos. Como el propietario del autoservicio de Matienzo y Biedma, que fue socorrido por varios vecinos que ayudaron a rescatar parte de lo robado. "Robaron poquito porque llegó rápido la policía", alcanzó a balbucear el comerciante.
A pocas cuadras de allí, otro supermercado chino ubicado en Biedma y Garzón, lucía sus puertas violentadas, y custodiado por dos patrulleros del Comando Radioeléctrico y un guardia de seguridad que estaba tenso después de la violenta arremetida "de la gente del barrio". Frente al comercios hay una plaza, que sirvió de platea al vecindario en pleno que siguió de cerca las alternativas, gritando distintos improperios a la policía y hasta a los propios cronistas.
La policía había tomado estratégica posición en Bulevard Seguí y Felipe Moré, frente al supermercado Jac, que durante toda la jornada había sido blanco tentador del grupo interesado en saquearlo.
A pocas cuadras de allí, en la estación de servicios de Avellaneda y bulevard Seguí, una docena de móviles policiales esperaban el llamado de a urgencia para partir en su ayuda. En ese lugar el jefe de la agrupación Cuerpos, comisario Sergio Vergara, responsable de todos los efectivos que patrullaban a esa hora la ciudad, señaló: "Hay muchas falsas alarmas, pero lo único real fue Cerrito al 4300, de donde alcanzaron a sacar algunas cajas de mercaderías, hasta que llegaron unidades y dispersaron a la gente, sin detener a nadie".
El jefe policial remarcó que "hay demasiados llamados al 911, que están mandando a verificar a las unidades y si hay algún inconveniente tenemos equipos de refuerzo para que lleguen". Según Vergara, el sur y el sudoeste de Rosario eran los dos únicos focos de conflicto, y aclaró:
"Si nos tiran con piedras y nos agreden responderemos con munición antitumulto". Sin embargo nada dijo sobre qué pasaría sin era agredidos con armas de fuego.
El caso más violento fue el de Cerrito 4300, donde su propietario Martín, trataba de entender que es lo que había pasado. A su lado Julián, quien tiene el puesto de frutas y verduras y es de origen peruano, trataba de explicar. "Eran las seis y media de la tarde, estábamos cerrados, adentro, vimos que se juntó gente en las dos esquinas y llamamos a la policía, que vino pero se fue porque no pasaba nada. Asi que forzaron las puertas y entraron. Recién apareció la policía a los quince minutos". Del lugar se llevaron hasta la cortadora de fiambre y un grupo electrógeno.
El ingreso fue más que violento: Gustavo Simili, de 46 años dice que nació de nuevo. "Me tiraron a la cabeza y la bala pegó al lado, en el portón. Ví a varios que son del barrio, y estaban armados. Es la misma gente que viene diez días antes a pedirle por favor que le habiliten las tarjetas, y ellos se la dan".
Al cierre de esta edición la falta de luz en esta extensa barriada humilde de Rosario, prometía sumar incertidumbre y violencia a la madrugada rosarina.
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