Martes, 22 de enero de 2013 | Hoy
CIUDAD › LA SUSPENSIóN DEL PARTIDO DESPERTó CRíTICAS Y SOSPECHAS DESDE DIVERSOS SECTORES
Mientras que Raúl Lamberto volvió a ratificar que la seguridad estaba garantizada, desde la oposición en Diputados instalaron la intención de interpelar al ministro Galassi. La jueza Rodenas y la fiscal Marull pusieron el foco en Ñuls.
La suspensión del clásico eclipsó el resto de la agenda rosarina, desbordó el ruedo deportivo y desató una nueva polémica en torno a la seguridad pública. Fue el tema que absorbió la mayor parte de una larga reunión de gabinete provincial en la tarde de ayer, y el anillo al dedo para que la oposición en Diputados instale su intención de interpelar al ministro de Gobierno, Rubén Galassi. Su par de Seguridad, Raúl Lamberto, ratificó que estaba todo bajo control para jugar el partido en Arroyito, pero que la dirigencia de Ñuls echó para atrás a partir de los incidentes en el Parque de la Independencia. Desde el gobierno revelaron que el titular del club, Guillermo Lorente, les había planteado días antes su intención de que los partidos acordados no se disputasen, motivado por presiones internas. La jueza y la fiscal a cargo de investigar lo ocurrido pusieron el foco de las sospechas en que la sede rojinegra debería haber estado cerrada, y en la inoportuna falla del sistema de videocámaras que evitó registro oficial de imágenes sobre las corridas dentro del club.
El ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, reiteró ayer que las condiciones estaban dadas para jugar el clásico, pero que el presidente de Ñuls, Guillermo Lorente, resolvió no presentar el equipo a jugar en Central a partir del enfrentamiento generado en el Parque de la Independencia, entre la policía y un grupo de hinchas leprosos, que terminó con un agente herido de bala y el desbande de familias que pasaban la tarde junto a la pileta y fueron espantadas por la irrupción del tropel y sus disparos.
Pasado el mediodía, Lorente rompió lanzas contra el ministro, a quien dijo conocer desde hace 40 años por haber estudiado juntos. Lo acusó de mentir y sostuvo que no entiende su actitud. "El Pato me hace acordar a un personaje de TV, el eterno indeciso. Fue lastimoso", fustigó el presidente de Ñuls (ver aparte).
Por teléfono, el gobernador Antonio Bonfatti respaldó ayer a Lamberto y apoyó el operativo de seguridad dispuesto, durante una extensa reunión de gabinete que insumió toda la tarde. Allí se comentó que Lorente les había expresado más de una vez en los días previos su disconformidad con que el clásico se realizara. Fuentes del gobierno interpretaron esa reticencia a presiones ejercidas por un sector de la hinchada. Con esto, el presidente de Ñuls queda en una posición incómoda para cuando deba solicitar al Ministerio el operativo de seguridad para los partidos de Copa Libertadores que la Lepra empezará a jugar el mes próximo.
Lamberto dijo que no está para polemizar y ratificó: "En el estadio de Central estaban dadas las condiciones para el partido; luego hubo un hecho en el estadio de Ñuls por el que sus directivos consideraron que la situación se había modificado y que en esas condiciones no se iba a jugar. Yo planteé a las 18 que se necesitaban dos equipos, y que no se podía esperar que siguiera entrando gente al estadio y que los espectadores se desayunaran a las 20 con que no se iba a jugar". Atribuyó a la dirigencia rojinegra la responsabilidad por mantener abierta anteayer la sede del club. "Lo que sucedió en Ñuls fue grave, hubo un arma, un herido. El club estaba abierto y eso no era conveniente". Y cuestionó de manera tácita el cambio de postura de Lorente: "Si alguien consideraba que no estaban dadas las condiciones, lo tiene que decir previamente pensando en sus realidades internas. Me parece que el clásico se va a jugar el día que ambos clubes asuman la responsabilidad, sabiendo que estos partidos no tienen el consenso de todos y no todos piensan igual". Y remató: "Para un clásico se necesitan dos equipos, y a las 18.30 uno no estaba dispuesto a jugar, y no se podía esperar".
La jueza de instrucción a cargo de investigar los incidentes, Alejandra Rodenas, afirmó que el operativo de seguridad en el Gigante de Arroyito funcionó bien. "El conflicto sucedió donde no tendría que haber sucedido. Mi preocupación --apuntó la magistrada-- es saber porqué el estadio de Ñuls estaba abierto y con gente adentro. Me resulta, cuanto menos, extraño. No se dijo expresamente que las sedes iban a estar cerradas, pero se dio por entendido. Todo aquel que tenga alguna responsabilidad va a tener que declarar. Las autoridades de Ñuls deberán dar explicaciones a todo esto".
Rodenas consideró "llamativo" que no haya imágenes grabadas por el circuito de videocámaras del club. "Las tres cámaras estaban en buen estado, se dijo que saltó el disyuntor que funciona en un tablero interno del estadio, pero por la Ley del Deporte los clubes están obligados a filmar sus instalaciones y alrededores", señaló. Mientras tanto, desde la Empresa Provincial de la Energía se confirmaba que a esa hora no hubo un corte de luz que afectara al club, tal como se dijera poco después del enfrentamiento.
Por esa falta de imágenes formales, ayer la fiscal de turno, Nora Marull, salió a pedir el aporte espontáneo de quienes hayan grabado por cuenta propia. Denotó alguna suspicacia por la falla del sistema de videovigilancia del club y por el robo de la cámara y la tarjeta de memoria del reportero gráfico Juan José García con imágenes tomadas poco antes, y a unos pocos metros de donde caminaban Lorente y Lamberto, entre otras autoridades. Por la tarde, la fiscal atendió los primeros testimonios de quienes presenciaron los disturbios.
Por su parte, el empresario Rodrigo Bauso, de la empresa organizadora World Eleven, atribuyó la suspensión a "una decisión unilateral de Ñuls. El Ministerio de Seguridad hizo un trabajo increíble". Y adelantó que la firma devolverá el dinero de las entradas a quienes compraron, tanto para el cotejo fallido como para el del domingo 27, ya descartado.
Entre las múltiples voces que dieron su parecer sobre lo acontecido, el secretario de Gobierno, Fernando Asegurado, añadió que la Municipalidad compartió la decisión de suspender el cotejo luego de los incidentes en el Parque. "Por la incertidumbre sobre el policía herido que estaba siendo intervenido, el malestar en algunos sectores de la fuerza, y aún había que trasladar al plantel y jugar el partido con esos nuevos elementos", analizó, y dijo que la decisión llegó "por consenso".
El senador Miguel Lifschitz disintió con lo expuesto por Lamberto y dijo ayer que desde el vamos "las condiciones no estaban dadas" para jugar el clásico y que "era previsible" que sucediera de esta manera. "Fue una locura de los dirigentes de los clubes y del empresario". Y que si él hubiera sido el intendente, no lo habría autorizado.
El titular de la comisión de Seguridad en la Cámara de Diputados, Héctor Acuña, cargó contra el Ejecutivo y exigió que el ministro de Gobierno, Rubén Galassi, comparezca en ese recinto, como lo hiciera el año pasado Raúl Lamberto. "Ahora fue un clásico suspendido, hace unos días, dirigentes sociales amenazados por narcotraficantes, todos los días robos violentos, y continuo incremento de los índices de inseguridad. Todo obedece a la misma matriz: el gobierno provincial carece de un plan de seguridad y de la capacidad para enfrentar la situación", sentenció. Mientras el presidente de la Cámara, Luis Rubeo, decía que lo ocurrido fue "un papelón de novela", Acuña reclamó lo que en el gobierno consideran que es el paso siguiente de un guión que empezó con la citación de Lamberto a interpelación: "Es necesario que el ministro político venga a explicar cuál es el plan de seguridad que tiene el gobierno, y qué medidas van a adoptar para salir de esta crisis. Es necesario que venga a dar explicaciones".
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