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Gastón Arregui, militante del Movimiento Evita que recibió un balazo de una pistola calibre 9 milímetros en el cuello el pasado 10 de enero, dejó ayer al mediodía el Heca y brindó su testimonio ante la Justicia. El herido más grave en la balacera ocurrida en Luzuriaga y Somoza,

El joven albañil y militante del Movimiento Evita estuvo tres semanas internado tras haber recibido un balazo en el cuello al ser atacado por soldaditos de una banda narco. Las balas también hirieron a Carlos y Ariel Ferreyra, dos de los hijos del militante social Ramón Ferreyra, que comandó durante años el comedor Los vecinos contentos, en ese barrio. Después de las declaraciones a la policía por el tiroteo, la familia fue amenazada y debió abandonar el barrio.

De hecho, Ferreyra señaló al titular de la seccional sub2ª, el subcomisario Marcelo Fabián Mendoza, como uno de los responsables de manejar el negocio de la droga en el barrio. Desde el gobierno socialista desestimaron esas acusaciones, y afirmaron que el efectivo sólo llevaba cuatro meses en el barrio. Pero la justicia federal de San Nicolás tiene en su poder una detallada denuncia sobre la actividad ilícita del jefe policial.

Tras la externación de Arregui --que estuvo grave--, Fernando Chino Rosúa, ex concejal y dirigente del Movimiento Evita, afirmó ayer que Arregui "salió bien, todavía tiene algunas pequeñas secuelas en el brazo -﷓aún no lo mueve bien-﷓, no puede hablar bien y tiene lesiones a nivel cerebral, pero todo indica que se puede dar una recuperación muy buena".

La víctima del tiroteo que generó denuncias cruzadas entre el Movimiento Evita y el gobierno socialista por el manejo de la seguridad, declaró además en la fiscalía general con custodia de Gendarmería por la causa que busca determinar a los responsables del ataque.