Domingo, 19 de mayo de 2013 | Hoy
CIUDAD › ENCUENTRO ORGANIZADO POR EL COLECTIVO DE VARONES ANTIPATRIARCALES Y EL GRUPO DE TEATRO DEL OPRIMIDO
"Nosotros como varones, para aportar al democratización de las relaciones de poder entre los sexos, planteamos este trabajo reflexivo", dicen los organizadores de este encuentro que se desarrollará el sábado y domingo próximos en la sede gremial de COAD. El Colectivo participa de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Por Sonia Tessa
Son varones que se animarán a reflexionar y poner el cuerpo para deconstruir los mandatos que les vinieron impuestos por el solo hecho de ser hombres. El sábado y domingo próximos, de 10 a 18, en la sede de COAD (Tucumán 2254) se realizará el taller (Des)haciéndonos hombres. Lo organizan el Colectivo de Varones Antipatriarcales y el Grupo de Teatro del Oprimido. "La convocatoria es abierta, para todos aquellos que nos autodefinimos como varones", aclara Luciano Fabbri, integrante del Colectivo que, entre otras actividades, participa de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La actividad tiene como eje desentrañar aquellas marcas que el patriarcado como sistema de organización de las relaciones entre los géneros dejó en las conductas de los varones, aún de aquellos que tienen un pensamiento igualitario pero, zas, cada tanto pisan el palito con gestos paternalistas, una proclama sobre cómo "ayudan" a sus compañeras con las tareas domésticas o inofensivos chistes machistas y homofóbicos que les franquean el ingreso al club de los machos.
La iniciativa apunta a hacer realidad las relaciones igualitarias, a partir de comprender lo que falta trabajar. "Nosotros como varones, para aportar al democratización de las relaciones de poder entre los sexos, planteamos este trabajo reflexivo para ver cómo en las prácticas cotidianas nosotros usufructuamos los privilegios que el patriarcado nos asigna por el solo hecho de ser varones, así vemos como todos los varones, más allá de cuáles sean nuestras prácticas sexuales, nuestra pertenencia de clase, o nuestra etnia, en nuestro propio contexto tenemos privilegios sobre las mujeres. A veces parece que solo son los varones blancos, heterosexuales y burgueses los privilegiados. Y si bien ese es el arquetipo, un varón homosexual invisibiliza a una lesbiana, un varón negro a una mujer negra. El hecho de que nos encontremos en un taller a preguntarnos sobre nuestros privilegios no los erradica, pero sí apunta a desnaturalizarlos y despolitizarlos. En nuestras relaciones cotidianas tenemos la posibilidad de decidir reproducir o alterar nuestros privilegios", conceptualiza Fabbri.
Porque se trata de desmontar situaciones que están naturalizadas, el taller va más allá de un grupo de reflexión. "Nos alimentamos de las diferentes metodologías que aporta la educación popular y el teatro del oprimido. El género no sólo se aprende como una conducta sino que lo aprendemos e incorporamos en nuestra subjetividad, nuestra personalidad y en nuestros cuerpos, por eso es importante que el proceso de deconstrucción no sea meramente reflexivo porque esas prácticas que tenemos arraigadas están en nuestros cuerpos, en la forma en que miramos, como nos relacionamos con otros cuerpos, que a partir de dinámicas lúdicas, trabajos corporales, vayamos viendo todo lo que nos genera", lanza Fabbri sobre la dinámica de la actividad que invitará a poner el cuerpo a sus participantes. "Enseguida que se trasciende un contacto efímero como puede ser una palmadita, y se hace más afectivo, tanto en términos de intensidad como de tiempo, la masculinidad se pone en duda. Se pone en juego una especie de control policial sobre la masculinidad. El generar un espacio que propicie la confianza, la generación de intimidad, de diálogo, de hacerlo con alegría, son todas formas de facilitar un trabajo que en general solemos evitar", agrega.
Y porque la mayoría de los concurrentes son hombres con intenciones igualitarias, uno de los ejes será revisar los micromachismos, esas actitudes que pueden pasar desapercibidas a simple vista como ejercicio de poder, pero son la simiente de una relación desigual. "Es importante poner la mirada sobre esas prácticas que consideramos que son violencia de género, pero que son mucho más sutiles, que llevan a que esos varones mucho más progresistas, de izquierda nos sintamos exentos del machismo", apuntó Fabbri. Se trata de actitudes, frases, ideas que fueron bautizadas por el psiquiatra argentino radicado en España Luis Bonino. "Hay un repertorio de prácticas masculinas en las que nos entrenamos mientras vamos construyendo la masculinidad, de forma más o menos consciente, para ejercer nuestro lugar de poder. Las más tematizadas son las que se llaman micromachismos encubiertos que es delegar todas las tareas de contención, cuidado, intimidad, afectividad, sobre las mujeres, abusando de su tiempo, de su energía", definió Fabbri, que es licenciado en Ciencia Política. "Entender estas prácticas es interesante, porque cuando las señalás, te dicen que estás hilando demasiado fino, que buscás la quinta pata al gato, que sos exagerada, que sos histérica. Lo que notamos cuando empezamos a profundizar es que los efectos de estas prácticas cuando se desarrollan de forma sistemática y continua son los mismos que pueden ser los efectos del abuso y la violencia física. Quizás peor, porque son menos advertidos, es más difícil generar estrategias de resistencias, tiene que ver con la vulneración de la autonomía, la incapacidad de tomar decisiones sobre la propia vida, la disposición constante a actuar según la voluntad de otro", puntualiza el integrante del Colectivo de Varones Antipatriarcales.
Entre sus reflexiones en torno al patriarcado se incluye el desnudar el lugar del prostituyentecliente siempre impune e invisibilizado en la trata y explotación sexual de mujeres.
Pero también abordan cuestiones más cotidianas como la homofobia que rige todas las relaciones entre hombres. "Lo que plantean los estudios sobre varones y masculinidades, lo hemos analizado cuando trabajamos nuestras trayectorias de vida, es que la homofobia es constitutiva de las relaciones, porque siempre hay un señalamiento por parte de otros varones y a veces de las mujeres hacia cualquier práctica, actitud, movimiento, gesto o expresión que se desvíe de la masculinidad, considerada siempre y necesariamente heterosexual, como si necesariamente la posición de no ser heterosexual hace que uno no sea varón, como si fueran incompatibles. A veces se enumera quienes estuvieron en una actividad y se dice: varones, gay. Si uno ve la forma en la que nos relacionamos entre padres es hijos, entre amigos, siempre está el miedo a que el otro sea homosexual o que piense que uno lo es, en esto de cómo nos relacionamos con nuestros cuerpos y nuestros afectos con otros varones, también está esa cuestión del no contacto con el cuerpo del otro, el contacto superficial o violento, es una forma de crear distancia entre los cuerpos de los varones", planteó Fabbri. Por eso, el Colectivo agrupa a personas que se definen como varones y quieren problematizar ese lugar, independientemente de su práctica sexual. "Si bien la mayoría de los que integran el colectivo se definen como heterosexuales, no todos los somos. Porque pareciera que aquellos que se definen como heterosexuales se sienten excluidos en los temas de género. Para romper esa indiferencia y ese tabú de que los heterosexuales no tienen nada que preguntarse, el colectivo no es una organización de varones gays ni heterosexuales, sino un espacio común", apuntó Fabbri. Los interesados en participar de la actividad, que tiene entrada libre y gratuita, pueden escribir al correo electrónico [email protected].
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