Dom 07.07.2013
rosario

CIUDAD › MARIO GARAY FUE CONDENADO POR MATAR A BALAZOS A SU EX NOVIA FLORENCIA EN 2009.

Dieciocho años para el "Demonio rojo"

La familia de la joven madre de 24 años esperaba otra resolución. "Nos parecen pocos años, porque este hombre actuó con alevosía, con una víctima indefensa, encerrada en un depósito", explicó Dana, la madre de Florencia Corvalán.

› Por Lorena Panzerini

Mario Garay, conocido como "Demonio rojo", deberá pasar 18 años tras las rejas por el homicidio de su ex novia, Florencia Corvalán, a quien le descerrajó más de una docena de tiros en la fiambrería de Villa Gobernador Gálvez donde la muchacha trabajaba, en octubre de 2009. El hecho fue consecuencia de un trato violento del agresor, durante la relación de alrededor de un año que tuvo con la víctima. La pena quedó firme ayer, luego de que fuera confirmada por la Sala III de la Cámara Penal de Rosario. La familia de la joven madre de 24 años esperaba otra resolución. "Nos parecen pocos años, porque este hombre actuó con alevosía, con una víctima indefensa, encerrada en un depósito, donde le siguió disparando cuando ya estaba muerta. Lo único que pido es que deje de tener beneficios en prisión, y que sea trasladado de Alcaidía a un penal, para cumplir su condena", reclamó Dana, la madre de Florencia, quien agregó que no se presentaron como querellantes en la causa por la "gran conmoción" que les provocó el hecho. "Mi hija salió a trabajar como todos los días, y cuando la volvimos a ver estaba en un ataúd", dijo entre lágrimas la mujer.

Por el "homicidio agravado por el uso de arma de fuego", Garay fue sentenciado en agosto de 2012, por el juez Julio Kesuani, y ahora esa pena fue ratificada por la Cámara. Según indica el fallo de la Alzada, el 6 de octubre de 2009, el imputado pidió a personas conocidas que le digan si la víctima estaba en el comercio donde trabajaba. Cerca de las 9.20 de la mañana llegó portando un arma de fuego. "Con total control de la situación y frialdad ﷓según dijeron las compañeras testigos﷓ cerró la puerta de acceso con traba, impidiéndole a otra cualquier persona el ingreso; y con dominio de sus actos, en imposición de su voluntad, les obligó a las mujeres que se tiren al piso", expresa el escrito. Al verlo, Florencia corrió al depósito. El imputado, con el arma en su mano, saltó el mostrador e ingresó a la habitación. "Yo te dije como iban a ser las cosas y me cagaste la vida", le dijo antes de dispararle varias veces. Luego Garay volvió al frente del local, donde una persona trataba de entrar a la fiambrería; le abrió y le indicó que estaba cerrado porque había una inspección, y volviera dentro de media hora. Además, les dijo a las mujeres que no les iba a pasar nada y que el problema era con Florencia. Volvió al depósito disparó varias veces más antes de irse en su camioneta, y les advirtió que no llamaran a la policía. El cuerpo de la mujer recibió 16 balas.

"La hice mierda, le vacié el cargador, la maté, la maté; es una boluda, yo sabía que iba a pasar esto", dijo el acusado, empleado de seguridad en una financiera rosarina y patovica, frente a un par de compañeros suyos al volver al trabajo, donde habría intentado quitarse la vida.

Para los jueces Otto Crippa García, Ernesto Pangia y Alfredo Ivaldi Artacho, "los relatos, el secuestro del arma, la corroboración de los proyectiles con el arma y el número de disparos que se verifican en la autopsia; confluyen que (la autoría) está acabadamente probada y acreditada".

En tanto, la resolución destaca que varios testigos de la relación dieron cuenta que "el acusado ha sostenido una larga y cambiante relación sentimental con la víctima, la que, a la fecha del suceso, había culminado hacía una semana". Durante ese tiempo, y hasta el día del asesinato, Garay atormentó a la víctima con "mensajes de tono amenazantes", entre los que el fallo destaca uno es lo suficientemente elocuente: "Voy a bailar sobre tu cadáver", dice.

En su defensa, el acusado siempre culpó a Florencia. La acusó y la insultó para justificar lo que hizo. Los magistrados señalaron que los estudios psicológicos sobre el imputado "presentan a una persona que pretendía imponer su voluntad a la víctima, sea para que lo escuchara, sea para que reanudara la relación, sea para que dejara a 'Marcelo' con quien entendía que lo había reemplazado, pero también que para ello amenazaba a la mujer".

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