CIUDAD › HABLA LA VIUDA DE BERECIARTU
› Por Lorena Panzerini
A casi diez meses de la muerte del entrerriano Julio Bereciartu, su esposa Rosana Irungaray toma aire antes de empezar a hablar sobre el homicidio y de la marcha de la causa en los Tribunales rosarinos, que arrojó novedades la semana pasada. Es que la tristeza aún le comprime el pecho y le ahoga las palabras. Frente al procesamiento por encubrimiento agravado de Juan Pablo Baggio el joven de 25 años que viajó con Julio, de Gualeguaychú a Rosario, el día que lo asesinaron en el semáforo de Cafferata y Santa Fe, la mujer describió al chico como "una víctima más". En la resolución, el juez Javier Beltramone consideró que el muchacho mintió "para evitar una investigación por el origen de los fondos", que aparentemente trasladaban en la Toyota Hilux.
Rosana todavía siente "dolor" por cómo actuaron los miembros de la familia Baggio tras la muerte de su marido, quien trabajó con ellos durante años en el alquiler de propiedades y arrendamiento de campos. Pero consideró positivo que Beltramone resolviera citar a indagatoria a Rufino "Pino" Baggio --padre de Juan Pablo-- y al titular de Rosental, la financiera donde supuestamente estuvieron Julio y Juan Pablo poco antes de que dos hombres en una moto le rompieran la ventanilla de la camioneta y le dieran un disparo al conductor, que le provocó la muerte poco después.
Las dudas sobre la razón de los motociclistas para robarles atravesaron la causa. Es que Juan Pablo nunca dijo ante el juez que estuvieron en la financiera y que llevaban -aparentemente- una importante suma de dinero, según los testimonios que constan en el expediente.
La tragedia que encontró a Rosana y a sus dos pequeñas hijas a casi 300 kilómetros de distancia, les cambió la vida. "No sólo por lo que pasó, sino por cómo se dio la muerte de Julio, que no fue natural. Toda nuestra vida se dio vuelta. Me quedé sola con todo, con mis dos hijas y con un solo sueldo para sostener la familia".
Al mismo tiempo, la mujer recordó que su matrimonio consideraba un hijo a Juan Pablo. "Yo creo que es una víctima de su padre. En Gualeguaychú se habla mucho sobre cómo se habrían dado los hechos en Rosario. Y qué pasó después, para que el chico actuara así. Pero, se entiende que lo que querían era cuidar la plata". Según el fallo, antes de llamar a la policía o una ambulancia, el joven se comunicó con su padre, que estaba en la vecina provincia. "A mí me llamaron cuando ya había pasado todo", dijo Rosana, con el sabor amargo que deja la incertidumbre.
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