CIUDAD › CON LOS TRES CUERPOS HALLADOS AYER TERMINó LA BúSQUEDA DE PERSONAS EN SALTA Y OROñO
El saldo de 21 muertos por la explosión del edificio quedará
en la historia de Rosario. También los abrazos y el llanto de
las personas que llegaron al lugar para expresar su gratitud.
› Por Sonia Tessa
Aplausos y los gritos de "gracias" inundaron la esquina de Salta y Oroño en apenas un momento. Bastó que los canales de televisión transmitieran en vivo que el gobernador Antonio Bonfatti y la intendenta Mónica Fein saludaban uno por uno a los rescatistas porque había terminado la búsqueda de personas para que la esquina se llenara de gente dispuesta a aplaudir y agradecer. Era poco más de las 19. La noche se entibió durante un rato, tras días de búsqueda incesante. Ayer por la mañana se había rescatado el cuerpo sin vida de Lydia D'Avolio, de 86 años y por la tarde, cerca de la zona del ascensor de la torre derrumbada, pudieron sacar otros dos cuerpos. A la noche fueron identificados como Santiago Laguía y Luisina Contribunale, dos jóvenes que vivían en departamentos enfrentados. El saldo de 21 muertos por la explosión del edificio de Salta 2141 quedará en la historia de Rosario. También los abrazos y el llanto de las personas que llegaron hasta el lugar para expresar su gratitud.
A media tarde se oyó el rumor de que habían encontrado los dos cuerpos. Poco después, llegó Fein y, cerca de las 18, Bonfatti. A las 19.12, cuando la segunda ambulancia del Sies salía rumbo al Instituto Médico Legal, los voluntarios que participaron del rescate hicieron un enorme círculo en la calle, frente al edificio. Bonfatti y Fein saludaron a cada uno, y dijeron unas palabras de agradecimiento. Entonces, empezó el ulular de sirenas y cada agrupación comenzó a salir, para volver a casa.
Bomberos voluntarios de la provincia, los zapadores, rescatistas profesionales, gendarmes, prefectos, paramédicos, integrantes del Grupo de Rescate de la Policía Federal, de la Secretaría de Protección Civil y voluntarios fueron saliendo en fila india por el vallado ubicado sobre Salta. No imaginaban que los esperaba un abrazo colectivo. Lloraban, emocionados por el fin de las tareas y también por los aplausos que los despedían, incesantes. Las sirenas se escucharon durante minutos. A las 20.15, con un grupo de bomberos parados sobre la autobomba en el cantero central de Oroño, se cantó el himno nacional. Después, hubo un minuto de silencio por las 21 víctimas. Pero nadie quería irse.
Por la noche, Gendarmería y Prefectura cerraron tanto el predio del edificio como el estacionamiento del Supermercado La Gallega, sobre calle Oroño, desde donde se realizaron las tareas de rescate. Hoy comenzarán los trabajos estructurales sobre las dos torres del edificio siniestrado, que deberán demolerse. Y también sobre la construcción lindera. "En eso trabajará casi exclusivamente personal de Rosario", afirmó anoche Marcos Escajadillo, secretario de Protección Civil de la provincia. "Terminó la búsqueda de personas pero hay que continuar con las estructuras colapsadas y todo lo que signifique restituir a su vida normal calle Salta al 2100", agregó.
Al costado, los bomberos se abrazaban con vecinos. "No tengo palabras de agradecimiento para magnificar todo lo que nos dieron los rosarinos. Este es el momento en el que uno relaja el cuerpo y afloran las emociones", explicaba, emocionado, Norberto Marchesini, un bombero de Firmat. Al lado, parado sobre el cordón de la vereda, Julio Mas, ex combatiente de Malvinas que se acercó al lugar apenas supo de la explosión, ayudó en los primeros momentos en el rescate de heridos y asistió junto a sus compañeros ex combatientes con comida y bebida caliente, se lamentaba con un llanto incontenible. "Sentimos orgullo porque dimos todo lo que teníamos pero con un poquito de impotencia porque no alcanzó. Nos hubiera gustado encontrar a más gente viva", dijo. También rescató la "unión" de los rosarinos. "Qué lástima que a los argentinos nos tengan que pasar cosas para estar unidos", dijo este hombre de 51 años.
El paisaje mantenía las muestras de gratitud y cariño que recibieron los rescatistas en los últimos días. En una pequeña mesa, varios corazones con dibujos infantiles estaban adheridos a grandes chocolates. Allí, los nenes de tres años del jardín El Verbo Encarnado habían dejado sus palabras, puestas por las maestras. "Gracias por salvar vidas" y "Gracias por tanto amor", estaba escrito con birome sobre los corazones de cartulinas de colores que los rescatistas se llevaron como recuerdo. Los dibujos infantiles con palabras de aliento podían verse por toda la esquina. "No las quise leer porque sabía que me iban a hacer llorar", contó Andrea Candussi, de Bomberos Voluntarios de Rosario. Pero en un momento no pudo evitarlo y vio los mensajes de los niños junto a una compañera. "Se nos empezó a caer un lagrimón", admitió.
Desde Rafaela llegó el mismo martes la integrante del Grupo de Rescate provincial Gerz, Silvana Galeano, de 29 años. "Fue una experiencia inolvidable por la solidaridad de la gente. Fue lo que nos dio fuerza para seguir a pesar del cansancio físico. Porque tenemos que ser fuertes, pero hay situaciones que superan: la solidaridad de la gente, este reconocimiento... La verdad es que a más de uno le pone la piel de gallina".
A nadie le dio vergüenza llorar en esa esquina. "No puedo hablar", era la frase que más repetían las mujeres y hombres que participaron del rescate al observar el agradecimiento popular. Un niño de 13 años, Timoteo Chevallet, proclamaba su "orgullo". Durante los siete días que duró la búsqueda de personas estuvo firme, como voluntario. Ofrecía café y comida a rescatistas y todas las personas que participaron del operativo. También alcanzaba ropa y todo lo que hiciera falta.
Los minutos se estiraban en abrazos en una esquina repleta. "La verdad estoy muy emocionado", expresó Flavio, integrante del Grupo de Rescate de la Policía Federal, mientras a un costado, vecinos de la cuadra, que hace una semana no pueden volver a su casa, le gritaban: "Bravo". "Después de todo el dolor que tuvo que pasar esta ciudad, que finalmente hayamos podido recuperar los cuerpos para dárselos a la familia... Los momentos de desesperación que vivieron al no poder tener al hijo, a la hermana", entrecortaba las frases por la emoción.
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