Más de la mitad de las internas de la Alcaidía de Mujeres no sabe leer ni escribir. Así lo reveló la jueza de Instrucción Nº 2, Alejandra Rodenas, quien en septiembre pasado hizo lugar a un recurso de habeas corpus por las malas condiciones edilicias del penal de La Paz al 400, y anteayer, cuando fue personalmente a constatar que estuvieran terminados los arreglos, escuchó de boca de las detenidas otras cuestiones que padecen en el encierro, donde aseguran que "el tiempo no pasa". "Hay 17 de 30 mujeres que no saben leer ni escribir", dijo la magistrada; y planteó que "sería importante que la situación de detención les diera al menos la posibilidad de reflexionar a través de la palabra y la escritura". Desde la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) indicaron que las internas no tienen acceso a la educación ya que "no hay escuela en ningún lugar que dependa de la policía (como la Alcaidía de Mujeres)". Y lamentaron que las presas están allí "depositadas".

Al salir del penal, la jueza hizo pública su preocupación en la red social Facebook. Antes de relatar el diálogo que mantuvo con las internas, Rodenas adelantó lo que quería expresar: "Es simplemente una reflexión acerca de un dolor ajeno que se me pegó en el alma hace tiempo, pero que hoy sentí más cerca. Casi como un cansancio", dijo. Entonces, señaló que hace más de un mes, las presas de la Alcaidía de Mujeres presentaron el habeas corpus --a través de la defensora oficial Graciela San Miguel-- para revertir la situación de irregularidades violatorias de la dignidad en la situación de detención.

Luego de constatar las deficiencias tanto en el sistema eléctrico del penal como en el de griferías (pésimas condiciones de higiene y de funcionamiento de los sanitarios, según consta en el expediente), la jueza ordenó al gobierno provincial que realice las reparaciones necesarias en el término de 20 días.

Anteayer por la mañana fue a la Alcaidía a constatar que se hayan hecho los trabajos. "Alguna mejoras se hicieron", dijo; aunque este diario pudo saber que resta cumplimentar otras, como la disposición de un móvil policial para traslados desde la dependencia tanto a centros de salud como a Tribunales.

En esa visita, la jueza solicitó hablar con las internas, y luego de sortear algunos obstáculos, lo logró. Una de las presas le confesó que aún peor que la preocupación por un cable que cuelga es que "el tiempo no pasa (acá) adentro". Rodenas aseguró que "no es la primera vez" que lo escucha porque estuvo en varias visitas de ese tipo, pero aseguró que la sensación fue "como la primera vez" que lo oyó. Entonces les preguntó cuántas sabían leer y escribir, para aconsejarles que lo usaran como una herramienta que les ocupe el tiempo y les permita reflexionar. "Solo trece y somos treinta", le respondieron. "Ya sé cuál es el Ministerio al que cursaré una nota", deslizó la magistrada.

Apenas regresó del penal, Rodenas escribió en su muro de Facebook, y plasmó las sensaciones con las que se quedó tras hablar con las internas. Para dar cuenta de su estado de ánimo, manifestó que lo que escuchó la "partió en dos"; y al hacer referencia al motivo que la llevó al lugar, señaló que se dio cuenta de que había "algo más que la salubridad y la limpieza".

En tanto, Lilian Echegoy, de la CTC, aseguró que solo los penales que dependen del Servicio Penitenciario cuentan con escuela y programas laborales para los detenidos, aunque se quejó de que "cursan pocas horas de clases". Por eso aclaró que "es evidente que las personas alojadas en lugares dependientes de la policía no están cursando ningún tipo de estudios, ni trabajo, ni tienen un sistema de salud; están depositados en un lugar. Pasa tanto con los presos en comisarías como con las presas de la Alcaidía".