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Lunes, 11 de noviembre de 2013

CIUDAD › CUESTIONAN QUE LA DIRECCIóN DE NIñEZ SACó CON LA TOE A DOS NIñOS DE SU FAMILIA

Una medida excepcionalmente violenta

Soledad y Claudio tienen dos hijos de tres y seis años. Son carreros. El sábado 5 de octubre, la tropa de la policía provincial entró a su casa de barrio Travesía y se llevó a los chicos. Reclaman recuperarlos con el apoyo de vecinos.

 Por Lorena Panzerini

"Mientras dormíamos entró la TOE (Tropas de Operaciones Especiales). Eran como diez, encapuchados; pegaron un tiro en la puerta y se llevaron a mis hijos arrastrando". La denuncia es de Soledad, una joven madre de dos niños de tres y seis años que hace más de un mes fueron retirados de la casa de barrio Travesía. "No nos vamos a cansar de reclamar para que nos devuelvan a los chicos", agregó Claudio, su esposo. Desde la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia señalaron que es la primera vez que usan a una fuerza específica para realizar una medida excepcional y argumentaron tener "fundamentos sólidos" para hacerlo (ver aparte). Los padres relataron que se ganan la vida como carreros; y admitieron que tienen problemas de adicciones, pero aseguraron que sus hijos estaban bien cuidados por ellos y sus abuelas. Además, aclararon que están en tratamiento de rehabilitación. Los vecinos y el comedor comunitario Madres en Lucha, de la militante social María Molina, apoyaron el reclamo. En la realidad del barrio se mezclan cuestiones de pobreza y temor por los que hacen negocios con la droga y las necesidades diarias.

La familia recibió a Rosario/12 en el comedor Club de Intercambio María Molina, en pasaje Echesortu al 900. El viernes es día de viandas, y unas 380 familias llegaron, pese a la lluvia, con recipientes plásticos a buscar su ración. Allí se cocina para más de mil personas, tres veces por semana. Los vecinos se agolparon a las 14 bajo un pequeño techo de chapa en la galería del comedor, donde María, Viviana, Miriam y Demetrio prepararon un guiso, apenas pasando el pasillo de ingreso. Todos coincidieron en cuestionar la acción policial mediante el cual sacaron a los pequeños de la vivienda de su abuela materna, donde vivían con sus padres de 26 y 28 años.

Según indicaron, la "medida excepcional" se realizó el sábado 5 de octubre pasado, a las 6.30 de la mañana. "Cuando entraron a la casa, lo agarraron a mi marido y no lo dejaban moverse. A mi nena la llevaron arrastrando y el nene decía 'a mí no, a mí no', y lo cargaron como bolsa de papas", continuó su relato Soledad, con sus ojos verdes empapados.

Su suegra, Sandra, siguió hablando por ella: "Sintieron una explosión, que era un balazo que tiraron en el patio de la casa, se despertaron y les tiraron la puerta abajo. Se la partieron en cuatro, les dijeron que se quedaran quietos y le pegaron al papá de los nenes. Lo agarraron a patadas. Eran más de diez policías. Y la orden de tribunales decía que los tenían que llevar tres asistentes sociales". Soledad la interrumpe: "A mis hijos me los arrancaron de las manos, se los llevaron como perros, descalzos. Hasta el día de hoy no sabemos dónde están. Los vimos el martes por primera vez, en la Dirección, y los chicos están mal".

Claudio y Soledad hablan con los brazos entrelazados. "Nos dejaron verlos un ratito. Cuando llevé a la nena al baño, me dijo que quería que yo la visite a la noche, porque les apagan la luz y ella se queda mirando el techo y dice que me extraña mucho", dijo la madre.

Las quejas tienen que ver con el modo de llevarse a los niños, y aseguran que la orden judicial no pedía que fueran las TOE. "El director nos atendió una sola vez desde que pasó todo esto. La misma psicóloga que nos atiende se nos burla en la cara, y cuando un guardia de seguridad de la Dirección le llamó la atención, ella dijo que no se reía de nosotros, sino que se reía del nene".

Sandra, madre de Claudio, señaló no obtienen respuestas claras sobre los motivos de la medida excepcional. "Las veces que fuimos a preguntar por qué les sacaron a los chicos, que no estaban maltratados ni mal alimentados, nos decían cosas diferentes: primero, que mi hijo vendía droga, que era soldado, después decían que mi hijo llevaba a los chicos al semáforo y que estaba armado, y terminaron diciendo que estaban mal alimentados, pero acá hay testigos de que comían bien", dijo la mujer; y recibió un aplauso de los vecinos.

Claudio insistió: "Estamos a disposición de ellos (por la dirección), que nos manden asistente social, pero que nos devuelvan a los chicos. Dicen que esto es una medida excepcional de urgencia, pero eso se hace como última instancia, y acá nunca vinieron a preguntar nada, ni a ayudar. No vamos a parar hasta que nos den a nuestros hijos, no nos vamos a cansar de reclamar", dijo. Además, el hombre admitió: "Nosotros somos consumidores, pero estamos en tratamiento y rehabilitación, y necesitamos que nos devuelvan a los chicos para continuar con esto".

Soledad no puede dejar de mencionar lo que fueron los pocos minutos que pudo ver a sus hijos después de tantos días. "La nena me preguntó cómo estaba el papá. Me dijo 'yo vi cómo la policía le pegaba'", recuerda mientras muestra una foto de los dos. Tienen sus mismos ojos.

María Molina se presentó como una militante de los derechos humanos. "Están castigando a los pobres. El gobernador no debe saber lo que está pasando en Niñez. Si ellos ven que esta gente vive en una zona complicada, que les den una casa para que vivan bien", reclamó la mujer, acostumbrada a ayudar.

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Soledad y Claudio tienen el apoyo de María Molina, y todo el comedor comunitario del barrio.
Imagen: Andrés Macera.
 
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