Tras el retorno de la democracia, en diciembre de 1983, el primer proyecto que aprobó el Concejo municipal de Rosario fue una declaración de repudio al aumento del transporte urbano que había resuelto el intendente de facto Víctor Cabanellas.

Había 38 ediles en el Legislativo local, 18 pertenecían al radicalismo, la misma cantidad al peronismo y dos a una alianza entre el Partido Demócrata Progresista y el socialismo, votos que resultaron claves para que la UCR se alzara con la presidencia, en la persona de Alejandro Gerosa.

En 1983, sesionaron de manera ininterrumpida, sin realizar el habitual receso, hasta el 7 de febrero de 1984, conscientes de la necesidad de reconstruir un Estado desmantelado y asegurar rápidamente el regreso de la institucionalidad. Las sesiones se realizaban lunes y jueves a las 20 y eran tan extensas que algunas culminaban a las 6 de la mañana. A su vez, se realizaban dos reuniones de comisión por semana.

El primer concejal que pidió la palabra fue el radical Raúl Delfor Quiroga, quien como presidente de la comisión de Servicios Públicos reivindicó las facultades del cuerpo en detrimento del incremento del boleto de colectivo.

El ex presidente Raúl Alfonsín conoció el recinto el 18 de agosto de 1984. Firmó el libro de asistencias junto a todos los concejales y tironeó con Gerosa por resolver quién se sentaba en la banca del presidente. Finalmente, accedió y ocupó el lugar mayor. Visitó el Palacio no solo por gestiones radicales, sino también de dirigentes peronistas, que "parecían más contentos que el propio radical".

Los ex concejales del Partido Justicialista Julio Ledesma y Carlos Silvetti impulsaron un proyecto para relevar las tumbas NN existentes en los cementerios de Rosario. Silvetti, ahora, recordó que dicha iniciativa fue contestada por el Ejecutivo, que estimó en 600 la cantidad. El aporte del ex concejal servirá para rastrear el expediente de respuesta en el archivo del Concejo y presentarlo --probablemente--como documento en las causas contra represores que se iniciaron en la ciudad.

El radicalismo tenía su bloque en una sala de la planta baja, que daba a calle Córdoba. A un costado, en un espacio que lindaba con 1E de Mayo se reunía el justicialismo. Trabajaban en el recinto 72 personas, de las cuales 45 se venían desempeñando en el Ejecutivo.

Estos datos singulares, muy valiosos, serán parte del fondo documental que, por iniciativa del presidente Miguel Zamarini, se impulsará desde el Concejo con motivo de cumplirse los 30 años de democracia. Para ello, el martes se realizó una reunión en el Salón de los Acuerdos del Palacio Vasallo a la que asistieron algunos de los ediles que asumieron en diciembre de 1983, con el afán de "lograr una reconstrucción histórica de dichos días". El encuentro quedó registrado en video y de manera taquigráfica, y significa el primer paso de la documentación que reflejará la conformación del Concejo desde 1983 a 2013, quiénes fueron sus autoridades y los relatos sobre los acontecimientos ocurridos en estos 30 años y de los cuales el cuerpo fue protagonista, "con la intención de preservar la memoria histórica de la ciudad".

En las primeras doce sesiones se aprobaron pilas de proyectos. El entusiasmo le ganaba al cansancio y el recinto "pululaba de gente para hablar en persona con los concejales", que accedían sin inconvenientes. En los primeros dos meses, aprobaron el presupuesto, sancionaron un aumento en la tarifa de taxis y crearon el estatuto del empleado, que otorgó mejores condiciones laborales, entre otras iniciativas. También le dieron el ok al desarrollo de la primera etapa del Parque España y lograron la reincorporación de los empleados municipales cesanteados durante la dictadura.

Crearon una comisión investigadora sobre el otorgamiento de concesiones a la empresa Genaro García, en referencia a la explotación comercial sobre la costa. Y otra sobre las radicaciones en la zona portuaria.

Al llegar, el martes, el ex secretario del Legislativo Héctor Premoli gritó: "La Era del Hielo", cuando vio las caras de sus ex compañeros. Le respondieron con una carcajada generalizada, mientras afuera un fugaz y tenue chaparrón apagaba tanto fuego. A todos los esperaba un álbum de recuerdos, deseoso de ser hojeado. Fotos por montones, la recopilación de los expedientes ingresados y la necesidad de recuperar las anécdotas olvidadas. Fue una reunión donde primaron los abrazos, los gestos de afecto, pero sobre todo la importancia de destacar entre todos el rol activo y preponderante que cumplió el Concejo mientras la democracia atravesaba su primera infancia.

O como dijo uno de los presentes, de manera tan clara: "Cómo fue después de la dictadura entrar a este edificio y hacer democracia". No fue fácil, en pocos días hubo que desmontar un depósito de la Secretaría de Promoción Social y reconvertirlo en un Concejo "de puertas abiertas". "La dictadura fueron ocho años nefastos para todos. Tuvimos que limpiar el lugar, ponerlo en condiciones y armarlo, caminando como locos", recordó el ex subsecretario general del Concejo Mateo Capillo, quien dijo sentirse colmado de que lo hayan convocado porque era una forma de "celebrar la libertad".

A la reunión del martes no pudo asistir Zamarini y los recibió la vicepresidenta Norma López, quien se impactó por el archivo fotográfico y les pedía a los periodistas que no se retiraran sin revisarlo. "Es una aventura verlos y escucharlos", les dijo a los ex ediles, mirándolos a los ojos. "Como militante, para mí es un gusto recibirlos", ahondó y se llevó de regalo una frase conmovedora: "La comprometo a que siga peleando como hasta ahora, la libertad cuesta".