"Fue una desgracia, un accidente. En ningún momento tuve intención de matar", aseguró ayer Mario Miguel M., el hombre de 44 años que la noche del 9 de julio pasado protagonizó un incidente de tránsito que terminó con un joven de 30 años muerto, en zona sur. El hombre aseguró que no estuvo en los festejos por el triunfo de Argentina frente a Holanda, como se había dicho al principio, sino que estaba "yendo a ver a un cliente", ya que es vendedor. Luego de que se le imputara el delito de "homicidio preterintencional" (sin intención), los fiscales Adrián Spelta y Mariana Pronotto acordaron con la defensora Graciela Toledo que transite el proceso penal en libertad restringida, pero antes deberá presentar un cuidador y una caución por 80 mil pesos.

Mientras el grueso de los festejos del miércoles por la noche, cuando la Selección clasificó para la final del Mundial de Fútbol de Brasil, se daba en la zona del Monumento a la Bandera; en Avellaneda al 3600, casi Seguí, una mala maniobra automovilística generó el fatal incidente entre los dos conductores, por un roce. "Estacioné y quise dialogar, le dije `loco, disculpá' y me agredió. Me bajé del auto porque así no se podía hablar. Lo pueden ver en las cámaras de seguridad que hay en la zona. Me bajé y se abalanzó, pensé que tenía algo. Le pegué, forcejeamos, no me acuerdo. Yo tenía el auto en doble fila y lo corrí para acomodarlo, pero no me quise escapar", aseguró el hombre, sobre la acusación que hizo la fiscalía, a partir de lo relatado por una vecina de la zona.

"Se veía que el muchacho no estaba bien. Fue una desgracia, un accidente, yo trato de ser una buena persona, de trabajo. Me considero inocente. En la cámara se puede ver que quise llevarlo al hospital Carrasco, pero el policía no quiso. La ambulancia tardó como media hora en llegar. Pero yo en ningún momento quise hacerlo", continuó su defensa frente al juez José Luis Suárez, en audiencia oral y pública, donde llegó esposado. Su abogada agregó que "fue un accidente infortunado. Mi cliente no tuvo ni la representación de la magnitud de lo que podía pasar. Estaba trabajando después de ver el partido; ni siquiera había ido a festejar".

Antes, la fiscal Prunotto le atribuyó "haber causado la muerte de Norberto Bogarín", tras bajarse de su auto, un Citröen Berlingo, y "ante el dicho de `ni te toqué' al hombre que manejaba una Fiorino, se abalanzó, lo golpeó en el rostro y la cabeza", dijo. Y agregó que cuando "intentó irse, lo detuvieron los vecinos". En tanto, reveló que la víctima tuvo una muerte violenta "por traumatismo de cráneo", aparentemente, al golpear la cabeza con el suelo.

La acusación de homicidio preterintencional tiene que ver con un hecho en el que si bien hubo intención de causar lesiones (según el acusado, intentó defenderse), no existe la intencionalidad de matar. "Si uno quiere matar, saca un revólver. En la cámara se puede ver que no fue así", enfatizó el acusados. Según se indicó, el delito implica una pena de entre uno y seis años de prisión, aunque en este caso, la discusión podría darse con respecto a si el cumplimiento deberá ser efectivo o no.

La defensora planteó que su cliente es sostén de hogar, tiene un hijo en tratamiento psicológico, cuya situación se "complicó con la angustia causada" por la situación en la que se encuentra su padre.

Tras un cuarto intermedio en el que las partes acordaron la libertad bajo fianza y con un cuidador que no sea la esposa del acusado, además de restricciones como no salir del país y presentarse cada semana a la Fiscalía, el juez fijo la suma de 80 mil pesos para la caución y aceptó el acuerdo de las partes. Sin embargo, hasta que no se presenten las garantías, el imputado no podrá recuperar la libertad.