En una habitación dividida por una cortina, Rosa convive con su hija Melina, de 33 años, que a su vez tiene otras tres hijas. Todas se las ingenian para dormir en dos camas --una de una plaza y media y otra cucheta-- y dos colchones en el piso. Las hijas de Melina son todas pequeñas. A., de 15, está embarazada, y denunció a su novio por violencia de género. Las dos más chicas, juegan en la vereda del barrio San Francisquito mientras su mamá cuenta la situación desesperante en que se encuentran. A. recibió golpes en la panza de parte de su ex pareja, un chico de 16 años, que no fue apresado aún pese a la orden de captura librada por la jueza de menores María del Carmen Musa. Las mujeres de la familia están marcadas por la violencia de género. Rosa trabaja, va y viene en su moto, y ayuda a su hija como puede. Melina, en cambio, está dedicada a la crianza de las niñas. Para ella, la situación se hizo desesperante tras la muerte del padre de las nenas, Hugo Rodolfo Pino, que murió el 8 de agosto de 2013 en el hospital Carrasco. Desde entonces, busca la forma de encauzar a su familia. Lo más preocupante es la situación de A. "El novio la tenía encerrada, cómo una persona de afuera le va a venir a pegar a mi hija", se desespera Melina. El muchacho le pegó "un puñete en la panza" a la chica y también la "agarró a patadas". Melina está enojada con el fiscal Fernando Rodrigo porque la derivó a la justicia de menores, ya que el imputado tiene menos de 18 años. "Es bueno que la gente sepa que cuando se trata de un acusado menor de edad, lo mejor es hacer la denuncia directamente en el juzgado de menores", expresó Rodrigo. Melina teme porque el joven llegó a patear la puerta de su casa, para que le permitieran hablar con la novia. A. guarda silencio, y se refugia en el celular.