A medida que se acerca febrero y el comienzo de las negociaciones paritarias, los distintos sectores van poniendo sobre la mesa por anticipado un indicio del porcentaje de aumento salarial que pedirán una vez que se sienten a negociar. Los que despuntan la baraja ahora son los empleados municipales. El secretario general del sindicato en Rosario, Antonio Ratner, avisó ayer que su pretensión no estará por debajo del 30 por ciento de incremento, y plantó así un mojón como para marcar la cancha en la que la federación del sector, Festram, pugnará el mes próximo ante los intendentes, y con la Secretaría de Regiones, Municipios y Comunas en el medio.

"Es impensado cerrar en menos de un 30 por ciento de incremento salarial para todo el año", anticipó ayer Ratner, luego de recibir la convocatoria de la cartera provincial que conduce Horacio Ghirardi para reunirse los primeros días de febrero y arrancar la negociación.

El argumento del gremialista hace pie en lo acordado en la paritaria del año pasado. "La suba que obtuvimos en 2014 fue de un 29 por ciento: 20 por ciento en marzo y 9 por ciento en junio pasado. Si vos ves que sobre el final del año se aceptó entregar un bono es porque evidentemente estamos por arriba del 30. Por eso creemos que ésa debe ser la base sobre la que hay que charlar", dijo no exento de lógica.

El morral de asuntos pendientes que cargan los municipales no sólo guarda un sueldo por actualizar. También comparten el resquemor por la incidencia del impuesto a las Ganancias en el salario, igual que tantos otros gremios. Aseguran que 4 de cada 10 afiliados al Sitraem Rosario paga ese gravamen.

"Si bien es cierto que no podemos hablar de números que estén en menos de 30 por ciento de aumento, también creemos que es indispensable que se suba el mínimo de ese tributo. Si eso no ocurre, parte del acuerdo al que lleguemos será en vano", vislumbró Ratner.

Para el dirigente, ese impuesto que aplica el gobierno nacional sigue afectando "el trabajo de muchos empleados que suman con las horas extras".

"Éste va a ser un elemento que va a complicar la discusión paritaria sin dudas porque hay que tener en cuenta lo que se logra y lo que esto pueda terminar perjudicando, y en qué medida, a cada trabajador", relató.

El cuadro que enfrentará el gobierno en febrero va completando sus trazos, ahora con el pincelazo de los municipales, cuyos interpelados son de orden local, intendentes y presidentes comunales. Pero es sabido que estos negocian y acceden a los aumentos muchas veces mirando la caja provincial y apelando a recursos como los que provee el Fondo de Obras Menores, cuya reforma definitiva aún aguarda la aprobación del Senado.

Los primeros en arrojar el bochín fueron los docentes rosarinos. El delegado de Amsafé Rosario, Gustavo Terés, dijo entonces que por su parte el pedido de aumento estará por encima del 35%. "La dificultad se va a plantear fundamentalmente en relación a la escala inflacionaria, y la inflación estuvo entre el 35 y el 40 por ciento, por lo que creemos que el aumento no tiene que ser menor a ésto".

Las señales emitidas por el Ministerio de Hacienda avizoran un choque de posiciones en el primer día de reuniones. El titular de la cartera, Angel Sciara, ha dicho que el factor inflacionario complica las cosas, pero que los precios de la soja que siguen planchados y la desaceleración de Brasil inciden en forma negativa y demoran la reactivación económica. Ante eso, los docentes más radicalizados tomaron nota y posición de alerta. "La señal que dio el ministro anticipa una recesión difícil, y remite a cierta preocupación, porque da a entender una política de retracción salarial", se atajó. Y recordó que "en las últimas dos paritarias fueron a la baja, y los precios le ganaron al salario. No se puede acarrear más la crisis en los trabajadores".