Mié 22.07.2015
rosario

CIUDAD › FEIN LLAMó A "CAMBIAR LOS PATRONES DE PRODUCCIóN Y CONSUMO DOMINANTES"

El debate en lo más alto del mundo

La intendenta recibió la deferencia de la presentadora, Valeria Mazza, quien la presentó como de "su ciudad". Hubo propuestas para que la trata sea "delito de lesa humanidad". El Papa pidió que Naciones Unidas "tome en serio esos temas".

› Por Pablo Feldman

Desde El Vaticano

Mónica Fein fue una de los 65 alcaldes de las ciudades más importantes del mundo que ayer se conmovieron con los testimonios de las mexicanas Karla Jacinto y Ana Laura, víctimas de formas de esclavitud moderna, en el comienzo del Coloquio sobre Esclavitud Moderna y Cambio Climático. Tras la pausa del mediodía, habló la intendenta de Rosario, que tuvo un tratamiento especial. Jugó de local. La elegante y discreta Valeria Mazza oficiaba de presentadora y se permitió salir del protocolo. Dijo: "Ahora, la intendenta de mi ciudad, Rosario" y recibió con un beso a la oradora. La jornada intensa e inolvidable la cerró Francisco, que entró con paso firme por uno de los laterales del auditorio y saludó a la maestra de ceremonias en medio de una ovación. El Papa confió en que Naciones Unidas "tome seriamente estos temas". Antes, Fein había apelado a la "autoridad moral" del Papa para "contribuir significativamente al inicio de una nueva conciencia sobre la necesidad de cambiar los patrones de producción y consumo dominantes, hacia un futuro de desarrollo sustentable con equidad y dignidad para todos los seres humanos". En tanto, el alcalde de Roma, Ignazio Marino, propuso que la esclavitud moderna se trate como una violación a los derechos humanos. El de Palermo, Leoluca Orlando, denunció que Europa está cometiendo "un genocidio" similar al nazi al arrojar a los inmigrantes de países africanos al Mediterráneo. Su par de Milán, Giuliano Pisapia, propuso que la trata de personas sea considerada "delito de lesa humanidad".

El encuentro organizado por la Academia de Ciencias Pontificias e inspirado en la Encíclica del Papa Francisco "Laudato Si" congregó a figuras de la política mundial como los alcaldes de New York, París, Roma, Sydney, Estocolmo, Milan, California, y representantes de ciudades africanas y latinoamericanas.

La sucesión de exposiciones fue prologada por los testimonios de dos jóvenes mexicanas, víctimas de trata. El relato de sus experiencias estremeció al auditorio. A su turno, y para avanzar en el otro eje temático de la jornada, el academico V. Ramanathan dio datos sobre los estragos del cambio climáticos, que aunque conocidos, en su enumeración provocaron estupor entre los presentes.

Más tarde fue el turno de los alcaldes convocados. La traducción simultánea a seis idiomas hizo que todos los asistentes siguieran sin perder detalle a sus colegas. El anfitrión fue Marino, alcalde de Roma. Al comenzar, sinceró que era "difícil hablar después de escuchar a Karla Jacinto y Ana Laura". La primera fue obligada a prostituirse entre los 12 y los 16 años, y se presentó ante el auditorio -ahora con 22 años- como una "sobreviviente". Conteniendo el llanto, relató cómo más de 30 mil hombres "pasaron por mi cuerpo". Junto a ella, Ana Laura, víctima de trabajo esclavo. Su caso es conocido como Azunduri (niña hermosa) que logró escapar despues de cinco años y que era obligada a planchar 20 horas al día, y trabajaba atada. Aún eran visibles las marcas en su cuerpo. Marino propuso que se traten como "violaciones a los derechos humanos"' y minutos más tarde, Pisapia, de Milán, planteó que sean considerados delitos de lesa humanidad.

Laa flamante alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena exhibió su condición de indignada y se dirigió a sus colegas y prelados presentes para interpelarlos: "Por qué un hombre quiere ir de putas", lanzó a viva voz en un recinto seguramente virgen de ese vocablo. Pero las transgresiones no quedaron allí. El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, hizo un raconto de su vida desde los días de guerrillero en el M19 hasta ahora, en la opción democrática. Consideró que siguen sin darse soluciones frente al "dios Mercado" y se definió como miembro de la "secta de los cumbristas que vamos aquí y allá a reunirnos y los poderosos siguen haciendo oídos sordos". Petro citó a Foucault, para que Antonio Gramci no se sintiera tan solo en ese ámbito, cuando lo trajo a colación otro alcalde de Italia, que dijo debatirse "entre el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad".

Anne Hidalgo, la española que es alcaldesa de París, dijo estar propiciando cambios estructurales: que los poderosos, que generan las emanaciones de dióxido de carbono, se hagan cargo de eso, terminen con la contaminación y generen políticas de contención y crecimiento para los países emergentes, a quienes calificó como "víctimas más inocentes" del calentamiento global. Hidalgo sera la anfitriona en la Cumbre sobre Cambio Climático que se realizará en diciembre en la Ciudad Luz. En ese encuentro, el Papa Fancisco dijo tener "grandes esperanzas en interesar a Naciones Unidas para lograr un acuerdo sobre estos temas".

En este contexto, después de la pausa del mediodía, habló Fein, y lo hizo con un tono pausado y seguro. Enumeró las políticas del municipio contra la trata y planteó la brecha entre los países desarrollados y los de Latinoamérica, la necesidad de generar trabajo digno, condiciones de vida para el desarrollo humano "sin exclusión, ni pobreza extrema, y fundamentalmente, para dejarle a nuestros hijos un planeta no comtaminado". Para cerrar, la intendenta se manifestó convencida de que "la autoridad moral del Papa Francisco, su esfuerzo y compromiso junto al aporte de cada uno de nosotros puede contribuir significativamente al inicio de una nueva conciencia sobre la necesidad de cambiar los patrones de producción y consumo dominantes hoy, hacia un futuro de desarrollo sustentable con equidad y dignidad para todos los seres humanos".

El alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, siguió en la misma tónica. Enumeró los problemas de movilidad, transporte y lanzó una idea novedosa al proponer "la creación de una agencia multinacional para la trata de personas y la pobreza".

Uno de los últimos oradores fue el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, que lanzó una advertencia a sus colegas europeos. "Lo que se está haciendo con hombres y familias que vienen huyendo del hambre y las guerras, eso de arrojarlos al Mediterráneo, será recordado en el futuro como un genocidio. Como los nazis en Auschwitz y Dachau, y no tendrá perdón".

El orador más esperado llego cerca de las 5 de la tarde y fue quien cerró la jornada. Francisco habló el doble que los intendentes, a quienes saludó y luego instó a trabajar para combatir los flagelos que motivaron la convocatoria. Apuntó que la primera instancia de relación de los ciudadanos con sus representantes "es el trabajo de la periferia, es el que se hace bien" y adelantó que tiene "muchas esperanzas en que Naciones Unidas tome seriamente estos temas". Con un tono cordial aportó datos "pocos difundidos" como que "en Europa, el 40 por ciento de los menores de 25 años esta desocupado", para volver luego con los conceptos desarrollados en su primera Encíclica. Al retirarse el Pontífice, Valeria Mazza invitó a los alcaldes a firmar "el compromiso" y de ese modo concluyó en el Vaticano la primera jornada de trabajo.

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