CIUDAD › LA BIBLIOTECA VIGIL FUE SEñALADA COMO SITIO DE MEMORIA DEL TERRORISMO DE ESTADO
La biblioteca Vigil fue uno de los más ambiciosos proyectos educativos y culturales. Su prestigio y expansión la puso en los `70 en la mira de la dictadura militar que la destruyó sin piedad y saqueó sus numerosos bienes. Hoy recuperó su esplendor y su proyecto.
› Por Lorena Panzerini
"Cuando nos liberaron, en diciembre del `77, el general (Leopoldo) Galtieri nos trasmitió que si insistíamos en lo que habíamos hecho, no tendríamos una segunda oportunidad; y acá estamos, pese a las amenazas", recordó entre lágrimas Augusto Duri, quien era presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, cuando la intervino la Patota de Feced. En febrero de ese año comenzó el saqueo del emblemático edificio, que hace poco empezó a recuperarse; y luego se produjeron las detenciones. Los miembros de la actual Comisión Directiva, con Celina Duri --la hija de Augusto-- a la cabeza iniciaron un juicio por el "genocidio cultural" y también denunciaron los hechos de lesa humanidad en la Justicia Federal. Anteanoche, sobre la vereda de Alem 3078 fue descubierta la placa que declara al lugar como Sitio de Memoria del Terrorismo de Estado.
En 1959, la Vigil dio sus primeros pasos como parte de la asociación vecinal del entonces barrio Tablada y Villa Manuelita. Al poco tiempo se convirtió en una organización mutual popular sin precedentes, que contó con jardín de infantes, escuela primaria y secundaria (con doble escolaridad), editorial, museo de ciencias naturales, observatorio astronómico, universidad popular, centro cultural y deportivo, caja de ayuda mutual y centro materno infantil. "Eramos indeseables para ese Estado prepotente que encerró y mató, porque hacíamos cosas que ellos eran incapaces de hacer. Ahora, hay una muchachada que sigue nuestros objetivos, que quiere hacer lo que nosotros no llegamos a terminar", expresó Augusto, sobre el escenario montado para el homenaje de la Dirección Nacional de Sitios de Memoria de la Nación, con su titular, Judith Said, en el acto.
"Por esa puerta entró un grupo de militares que se desplegó alrededor de este salón". Con esas palabras, la guía de la recorrida de visitantes relató lo sucedido el 25 de febrero de 1977, en el marco del plan sistemático de terror y exterminio ejecutado por la dictadura cívico-militar: la biblioteca fue intervenida, sus bienes fueron saqueados, rematados y expropiados. Los innovadores proyectos colectivos fueron desarticulados; y muchos de los libros que constituían el acervo de la biblioteca y su editorial quedaron destruidos, quemados.
No contentos con ello, la madrugada del 10 de mayo de 1977, ocho miembros de la Comisión Directiva que habían sido obligados a renunciar fueron secuestrados y trasladados al centro clandestino de detención Servicio de Informaciones. Meses después, fueron liberados. Más de una veintena de socios, empleados, docentes, cooperadores y alumnos fueron asesinados o permanecen desaparecidos.
Desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, destacaron que "la preservación y señalización de los sitios de memoria (a partir de la ley nacional 26.691 y el decreto provincial 481) expresa en el espacio público el compromiso del Estado democrático de dar a conocer y condenar estos crímenes, impulsar el juzgamiento de los responsables y hacer efectivo el reconocimiento de las víctimas y sus familiares".
En ese contexto, el ministro Juan Lewis dijo que "la Vigil es un ícono de la organización popular en la ciudad"; y agregó: "Este es un paso más de lo que es la recuperación de la biblioteca. Nos satisface que se recupera el espíritu de lo que fue la Vigil en su momento: una institución del barrio y de la ciudad".
El acto del viernes por la noche contó con legisladores, funcionarios, organizaciones de derechos humanos y vecinos de la Vigil. "Esto nos genera mucha emoción, porque es reconocida esta historia tan bella y a la vez tan traumática de la biblioteca. Lo que queremos es que todo lo sucedió aquí se mantenga en las memorias de todos, para que no vuelva a suceder. Estas políticas de estado de reconocimiento y reparación hacia el futuro permiten que no nos quedemos con el qué hubiera sido. Hoy podemos preguntar qué puede ser, cómo podemos llevar adelante los sueños para ser mejores", dijo Celina Duri al abrir el acto de reconocimiento.
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