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Lunes, 2 de mayo de 2016

CIUDAD › ACUSADO DE AMENAZAS, DESOBEDIENCIA A LA RESTRICCIóN DE ACERCAMIENTO Y DAñOS.

Habrá condena para un violento

Es Néstor Fabián Anchaval quien desde hace más de seis años, persigue y agrede a su ex esposa Jesica Balmaceda. A pesar de las 36 denuncias que pesan en su contra, ni la policía ni la justicia pudieron detener los ataques de este hombre contra su ex mujer.

 Por Lorena Panzerini

"Ninguna autoridad judicial ni policial pudo detener los ataques de Anchaval. El siempre la persigue y la encuentra donde sea que Jesica se esconda. La considera un objeto de su propiedad". Con esas palabras, la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Raquel Almada, presentó el perfil del acusado que esta semana termina de ser juzgado en audiencias orales y públicas, en los Tribunales de Rosario. Esa frase fue apenas un adelanto de lo que se demostró en las jornadas del juicio, desde la semana pasada, cuando se escuchó de boca de cada uno de los testigos el calvario que vivió Jesica Balmaceda, la víctima de Néstor Fabián Anchaval, desde hace más de seis años. Hoy, tras los últimos testimonios, las partes harán los alegatos de clausura y la suerte estará echada para el agresor, acusado de amenazas, desobediencia a la restricción de acercamiento y daños, con más de 36 denuncias en su contra. El juez Carlos Leiva será quien dicte sentencia en los próximos días y se espera que siente un precedente para la violencia machista. La Fiscalía y la organización Ampliando Derechos, que acompañó a la víctima en el camino judicial, se esperanzan con un fallo ejemplicador.

Como publicó este diario días atrás, Jesica (29) y su expareja (38) convivieron desde 2003. En 2007 se casaron, tuvieron cuatro años, y los maltratos comenzaron en 2008. El la perseguía hasta para ir al baño. Era "obsesivo" de sus horarios, de su ropa y hasta del olor de su pelo. El detonante de la separación fue un intento de envenenamiento del que la fiscalía no tiene pruebas, por lo que solo llegó a juicio con elementos para acusarlo por hechos del 2015. Aquella noche, Anchaval le puso insecticida a un vaso de gaseosa para Jesica, quien fue advertida por su hijo mayor, que hoy tiene 12 años. "Mis hijos no saben vivir de otra manera que no sea huyendo. Siempre salimos a la calle con el botón de pánico y la orden de restricción de acercamiento en el bolsillo. Si no tengo eso, es como si me faltara una pierna", declaró Jesica el miércoles pasado.

Desde la separación, en 2010, "él convirtió la vida de Jésica en un infierno. Se vio obligada a mudarse seis veces, escapando y escondiéndose. Realizó denuncias en el viejo y nuevo sistema penal, en las comisarías, en los juzgados, en fiscalía, en juzgados de Familia y en el Teléfono Verde, donde calificaron su situación como de grave riesgo. Tras ello, el Ministerio de Seguridad le dio un botón de alarma para su protección", reveló Almada, quien pidió cuatro años y medio de prisión efectiva para el acusado.

Para la fiscal, se trata de un caso "grave y reiterado de violencia de género", con "extensión del daño causado a los hijos, como víctimas indirectas de toda la situación violenta". Y advirtió: "Lesionó los derechos humanos más básicos de la víctima".

"No voy a declarar nada, absolutamente nada", dijo Anchaval cuando se le preguntó si quería hacer uso del derecho a hablar ante el juez. Durante las audiencias, mostró desinterés y hasta se atrevió a negar lo que declaró la madre de la víctima sobre el episodio de evenenamiento. "Qué la voy a envenenar", dijo. También discutió con sus hermanas, quienes declararon en su contra.

El juez Leiva mostró respeto por la situación desde la primera audiencia, cuando la fiscalía pidió que Anchaval se retire de la sala cuando declarara Jesica, porque Almada consideró que iba a "amedrentar a la víctima y no permitiría que pueda realizar su relato libremente". El juez respondió: "Se busca que la persona que dé testimonio no se vea afectada. Hay normas sobre la dignidad y protección de la mujer". Anchaval vio lo que pasaba en la audiencia desde la pantalla de la sala contigua.

"Vengo sufriendo todo tipo de violencia. Huyo de un 'te tengo'; de un 'te encontré', con mis hijos. Huyo de Anchaval", reveló Jesica apenas comenzó a declarar. "A fines de 2008 empezaron los malos tratos. El solía decirme 'te voy a enterrar un metro 80 debajo de las cañas'".

Los hechos juzgados

Pese a toda la violencia revelada, la fiscalía llegó a juicio con elementos de prueba por cuatro episodios.

  • 26 de marzo de 2015: "Yo había ido a visitar a mi mamá, con mis hijos, porque íbamos a cenar. Fuimos al supermercado de Donado y Mendoza. Cuando volvíamos, escuchó que me llaman: 'Jesica, Jesica'. Me doy vuelta y había una moto con un hombre que no conozco y en la parte de atrás iba Fabián. Estaba sacado, gritaba y me dijo 'te voy a matar a vos y a los nenes, esto se va a terminar'. Apreté el botón al menos 15 veces mientras intentaba subir a los nenes al departamento. Sentí que me moría ese día", declaró Jesica. Esa noche tuvo que contactar a un grupo de Facebook, que armaron otras víctimas o familiares de víctimas de la violencia machista, para sacar a sus hijos en un cordón humano y llevarlos a su casa. La policía llegó tarde.

  • 13 de agosto de 2015. "A las 5 de la mañana escuché ruidos. Me levanto, voy a la cocina, miro hacia fuera, a la puerta del patio que da a la calle, y estaba abierta. Me asomé y estaba Fabián adentro del patio. Volví a la puerta de la casa y sentí tanto miedo que me quedé paralizada, sosteniéndola para que él no entrara, porque me sacudía el picaporte. No sé cuánto tiempo me quedé ahí, pero había amanecido. Cuando di la vuelta, vi que me rompió la cerradura; y encontré en la puerta un escrito que decía 'te tengo'".

  • 28 de octubre 2015. "Fue un día de varios llamados como los que hacía desde siempre. Ese día llamó de la casa de su mamá, donde estaba con prisión domiciliaria. Me preguntaba cómo estaban los nenes, y me dijo 'no le hagas esto al padre de tus hijos, no me vas a meter preso. Si no sacas la denuncia te voy a matar'. El nunca dejó de llamar, de hostigarme. Estaba por todos lados. Llamaba desde la casa, de un número de Buenos Aires. Llegué a tener en mi teléfono agendado desde Fabián 00 a Fabián 35; además de Fabián cabina, Fabián celu, Fabián amigo".

  • 2 de noviembre. Las llamadas continuaron, pese a las advertencias de la Fiscalía, que estaba por llevarlo a juicio. Jesica presentó denuncias para pedir el cese de hostigamiento.

"Mis hijos están en tratamiento psicológico, perdieron amigos, el derecho de cualquier niño a salir a la calle. Fui denunciada por él en delitos sexuales, porque dijo que mis hijos estaban abusados. Fui citada por eso. Declararon mis hijos dos veces y fueron revisados por el médico legista y se constató que no estaban abusados. Fue terrible. Mi nena empezó a orinarse en la cama, después de eso".

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Jesica Balmaceda muestra el botón de pánico que le entregó en su momento la justicia.
Imagen: Sebastián Granata.
 
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