Lunes, 18 de diciembre de 2006 | Hoy
Rosario ya cuenta con un programa para que la problemática de la seguridad incluyan la mirada de género. Se quiere evitar que "se encierren en los barrios o dejen de estudiar o trabajar por temor".
Por Sonia Tessa
"No vayas sola a la vereda", "no podés volver de la Facultad a esa hora", "mejor no trabajes más fuera de casa, para qué correr riesgos". En distintos momentos de la vida, las mujeres escuchan, y aprenden, que ante el temor a ser víctimas de delitos, lo mejor es resguardarse en el ámbito doméstico. El repliegue y la pérdida de autonomía que implica no están contemplados en las políticas de seguridad pública, en las que pareciera no haber lugar para la mirada de género. Sin embargo, en Rosario se puso en práctica el programa "Ciudades Seguras: violencia contra las mujeres y políticas públicas", que desarrollarán el Area de la Mujer, la Red Mujer y Hábitat de América Latina (CICSA) y la oficina de Naciones Unidas para la Mujer (Unifem). Las actividades comenzaron en el Distrito Oeste, donde serán las propias mujeres las que propondrán acciones para que la ciudad les resulte más segura.
"Cuando se piensa en la seguridad, aunque yo prefiero hablar de convivencia democrática, se piensa en hombres", lanzó Ana Falú, directora de la oficina subregional de Unifem en Brasilia, para los países del Cono Sur. Sin embargo, esta problemática habilita -casi exige- una visión de género. "Las mujeres cuando son encuestadas reflejan mucha más percepción del temor que los hombres y este tema es caro al uso y disfrute de la ciudad", consideró la funcionaria sobre la puesta en práctica de este programa con sede en Santiago de Chile, y que también se desarrolla en Bogotá (Colombia), Recife (Brasil) y Lima (Perú). La iniciativa se enmarca en la decisión de Unifem de apuntalar políticas en temas innovativos. "Es obvio que no hay políticos o políticas que lo incluyan en su agenda", apuntó Falú.
"Las mujeres muchas veces se encierran en los barrios, no salen de sus casas o dejan de estudiar o de trabajar, cuando pueden hacerlo, por el temor", afirmó a partir de los estudios desarrollados. "Sin embargo, cuando la necesidad lo impone, siguen atravesando sectores inhóspitos de la ciudad, esperando colectivos en paradas peligrosas. Las mujeres siguen yendo en la madrugada a vender sus productos en las calles o en el mercado", amplió. Es decir, se restringen a hacer lo indispensable en el espacio público. "Esto implica un sufrimiento o una disminución de actividades, o de ejecutar el deseo de avanzar, de estudiar, de trabajar, o de disfrutar, de recrearse", indicó la funcionaria de la agencia internacional.
La elección de Rosario para llevar adelante la experiencia se debió, según Falú, a que existe "una voluntad política del municipio y una trayectoria en tomar los temas de género, y un Area de la Mujer que ha tenido varias gestiones de gobierno". Además, CICSA realizó en el año 2004 talleres de diagnóstico en Rosario. "El estudio que hicimos aquí demostraba que tanto hombres como mujeres percibían la inseguridad, como en todas las grandes ciudades, pero eran las mujeres las que cambiaban las rutinas y eso es lo que está naturalizado, lo que dejamos de hacer por temor", apuntó Liliana Rainero, directora de la Red que lleva adelante el programa.
"Existe un concepto restrictivo del delito y de cuáles son los hechos que transforman una ciudad en insegura, porque cuando uno comienza a analizarlos, se da cuenta de que la violencia que se ejerce hacia las mujeres no figura", consideró Liliana Rainero, directora de CICSA. Algunos datos demuestran que la seguridad se analiza en clave masculina: "No se encuentran estadísticas desagregadas por sexo, y en los casos de hechos de violencia, además que hay pocas denuncias, justamente porque la sociedad ejerce cierta culpabilización a las víctimas", apuntó Rainero. Es decir, se cuestiona por qué transitaban ciertas zonas, o realizaba actividades que la expusieran a sufrir esa agresión.
El programa propone que las mujeres se apropien de los espacios de la ciudad y se desarrollará durante tres años en el distrito oeste, dirigido por Susana Bartolomé. "La red de mujeres de este distrito está consolidada, y veníamos trabajando algunos proyectos para construir seguridad desde la apropiación de los espacios públicos, con esta perspectiva", afirmó Bartolomé, quien participó de los talleres que CICSA realizó en Rosario hace dos años. "Las acciones las vamos a ir definiendo con las mujeres. Hay un grupo participando de reuniones semanales y las integrantes están contentas, al punto que cada semana vienen más", agregó. Con este plan, la Red apunta a "promover desde la planificación de las ciudades una ciudad más amable y segura, que apunte a la interacción social y no a la fragmentación". Sin embargo, Rainero aclaró: "No vamos a adjudicar al espacio la causal de la violencia contra las mujeres que es un hecho cultural y que tiene su causa en sociedades patriarcales y autoritarias".
Justamente, Falú puntualizó que la intervención evita cualquier mirada "punitoria o represiva" y llamó a analizar las complejidades de la seguridad pública. "No se debe depositar solamente en quienes delinquen y creer que se va a resolver por mayores penas o por una mano dura. Ojalá que este pequeño programa que estamos haciendo con Rosario brinde resultados de cómo construir una convivencia democrática con respecto a la seguridad", confió.
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