Miércoles, 31 de enero de 2007 | Hoy
Un antiguo edificio de Paraguay 220 fue derribado después de
estar años abandonado, una forma de lograr el permiso de
demolición pese a que por ordenanza se lo debía preservar.
Finalmente, otra casona que formaba parte del patrimonio arquitectónico de Rosario quedó reducida a escombros, víctima de la falta de legislación y de recursos suficientes para preservar la historia de la ciudad. Se trata del inmueble ubicado en calle Paraguay al 220, que formaba parte de uno de los escasos frentes continuados de edificios con características arquitectónicas homogéneas que le quedan a Rosario, extendiéndose además por calle Salta. Pese a que estaba inventariado por la Municipalidad como de valor patrimonial, los dueños del edificio apelaron a un recurso que se extiende como parte de la especulación inmobiliaria: durante más de dos años lo dejaron caer a pedazos, sacándole las aberturas para que las inclemencias del tiempo hicieran su aporte previo a la piqueta. Y ahora el vallado por calle Paraguay luce el tan deseado permiso de demolición Nº 99/07, pedido por el arquitecto Mario Chernomordik.
El 26 de setiembre de 2005, Rosario/12 dio cuenta de lo que sucedía en calle Paraguay 220. Los propietarios de la vieja casona habían comenzado con el proceso de demolición de la casona de dos plantas, con el objetivo de levantar un edificio de propiedad horizontal. Los inspectores de la Municipalidad por entonces habían detectado la actividad destructora, y la frenaron. Aunque algún daño habían alcanzaron a propinarle a la noble construcción, que ya no lucía los balcones de hierro forjado del primer piso y mostraba los ataques de una piqueta en la cornisa de la terraza.
Un año y cuatro meses después, finalmente la Municipalidad emitió el permiso de demolición que permitirá levantar un edificio de propiedad horizontal en una esquina que desde hace más de un siglo estaba libre de dicho flagelo.
De nada sirvió que la casa integrara el catálogo de 2200 edificios de valor arquitectónico del área central de la ciudad. El inmueble ubicado en calle Paraguay 220 forma parte de la Categoría B.1.1. (esquinas con tramos de dos plantas) y le corresponde el grado de protección 2b, y por lo tanto no debía ser ser demolido. Es más, ni siquiera podia modificarse su frente, ya que dicho grado de protección alcanza a "edificios o conjunto de edificios sujetos a preservación de la envolvente, permitiéndose la reestructuración interior, previéndose la revalorización de la fachada por medio de intervenciones mixtas, restauración de elementos ornamentales o compositivos, transformación de carpinterías y ampliación de vanos e incorporación de nuevos elementos", como indica la normativa municipal.
Para zafar de esta normativa, los demoledores dejan deteriorar a los edificios antiguos, hasta que pierden valor arquitectónico o corren riesgo de derrumbe. El paso siguiente es que la Municipalidad solicite al Concejo que excluya la propiedad del inventario, mediante una ordenanza de excepción. Y así la ciudad, mediante un constante goteo, va perdiendo su patrimonio cultural.
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