La trágica jornada que el lunes protagonizó el comisario Francisco Gambacurta, quien luego de disparale a su esposa e hija, se suicidó con su arma en el dormitorio de su domicilio de Urquiza al 2.900; generó un intenso debate en torno a la estabilidad emocional de los policías y la asistencia psicológica que éstos reciben para afrontar una tarea tan estresante. Ayer, el psicólogo legista Héctor Albornóz, no dudó en afirmar que "la mayoría de los agentes padece trastornos de ansiedad y estrés". El profesional reconoció que los policías trabajan bajo mucha presión y que sólo reciben asistencia psicológica "cuando ellos la reclaman".

Según relató Albornóz, los miembros de la fuerza policial santafesina "sólo son sometidos a un examen psicológico al momento de ingresar a la escuela de cadetes", pero aclaró que "casi nunca hay un test más adelante cuando ya están en funciones, ni asesoramiento para controlar la ansiedad. Un factor que aumenta junto al estrés que provocan las tareas de la policía en la calle", dijo el especialista en declaraciones a Radio Dos.

Consultado específicamente por el caso Gambacurta, el psicólogo legista señaló que "era claro que este comisario presentaba graves trastornos de ansiedad que podrían haberse suscitado por la enfermedad que acarreaba (un cáncer en la garganta), por algún desequilibrio o por la misma tarea, y hubiese necesitado a tiempo algún tipo de atención".

En tanto, para la directora del Instituto de Seguridad Pública (Isep), Adela Aichino, "la formación integral del policía que se prevé desde el Ministerio de Gobierno para los efectivos de la fuerza está en la buena senda". Sobre el caso Gambacurta, la funcionaria señaló que justamente "la preocupación sobre el aspecto psicológico será primordial en esta nueva etapa de formación". Y aclaró que "hasta ahora hubo carencias en cuanto a la formación de los cursos porque había cuestiones que no se atendían".