Lunes, 23 de noviembre de 2009 | Hoy
DEPORTES › ENFRENTAMIENTOS CON LA POLICíA E HINCHAS HERIDOS EN EL INGRESO AL COLOSO
El clásico tuvo un saldo de 17 heridos y más de 30 detenidos. Hinchas canayas que quisieron entrar al estadio sin ticket forcejearon con la policía y el partido se demoró porque había unos 20 simpatizantes de Central sobre el alambrado.
Diecisiete personas heridas y más de 30 detenidos fue el saldo de un clásico entre NOB y Rosario Central donde otra vez hubo violencia en los momento previos al ingreso. En la esquina de Zeballos y Rodríguez una veitena de hinchas de Central se trenzaron en lucha y dos de ellos resultaron heridos de arma blanca. Por su parte la policía disparó balas de fogueo contra un grupo canalla en medio de corridas e incidentes en el área de El Palomar ubicada sobre calle Gordillo. "Dejen a mi hijo por favor", gritaba un hombre a un grupo de policías motorizados que lo asediaban. Eran las 15.45 y el ingreso al estadio se tornaba cada vez más ríspido. Con el correr de los minutos aparecieron tickets falsificados, y la tensión creció. "Pero además unos quinientos simpatizantes de Rosario Central pretendieron ingresar sin tener entrada alguna y se encontraron con cuatro operativos policiales antes de la puerta 7, que se lo impedían. Ante esa situación, empezó el forcerjeo y hubo personas heridas", contó a Rosario/12 el comisario Silvio Marciani, a cargo del operativo policial. Dentro de la cancha también hubo incidentes: el comienzo del partido demoró doce minutos porque una veintena de hinchas auriazules se trepó a lo más alto del alambrado. Finalmente el arquero Braun los convenció y fueron bajando. Pero durante el final del primer tiempo otra vez la hinchada se desbordó y arrojó un cuchillo a pocos metros del arquero de Newells, Sebastián Peratta.
Según informó la policía, Aldo José Tejeda, un joven de 27 años hincha de Central resultó herido en el tórax con un arma blanca durante una gresca entre barrabravas ocurrida en la esquina de Rodríguez y Zeballos. En el mismo lugar otro hombre, de 31 años, Mauricio Javier Amuni, recibió un puntazo en el pecho y ambos debieron ser internados en el Hospital de Emergencia Clemente Alvarez. Del total de heridos que ingresaron al HECA, sólo cuatro que quedaron en observación. El resto presentaba golpes y contusiones como consecuencia de corridas y avalanchas por lo que fueron dados de alta durante la noche. Así lo confirmó el director de ese centro de salud, Néstor Marchetti.
Varios hinchas lastimados, muchos con heridas sangrantes, fueron atendidos directamente por el personal paramédico en las mismas veredas del estadio mientras eran observados por integrantes de la barrabrava. Mientras, lejos del estadio y antes de que comenzara el encuentro, fue detenido un grupo de personas que se trasladaba a bordo de un Fiat Palio llevando armas de fuego y armas blancas en el interior del vehículo.
Respecto a los detenidos, el último informe policial indicaba la exitencia de 26 personas demoradas en la comisaría cuarta, de La Paz al 400, de los cuales todos serían hinchas de Rosario Central. Otros cuatros pertenecientes a la parcialidad leprosa debieron escuchar el partido en el calabozo de la seccional quinta. Había dos detenidos en la seccional octava y otros dos en la 13. Más de treinta personas en total.
Los momentos previos al clásico se vivieron con mucha tensión en los alrededores del estadio. Un estado de ebullición que creció en los alrededores del Coloso del Parque cuando unos 800 hinchas de Rosario Central arribaron y algunos comenzaron a enfrentarse con la policía. No hubo víctimas fatales, sólo hubo heridos leves. Pero los enfrentamientos verbales habían comenzado mucho antes y se cobraron una vida. En la madrugada de ayer un colectivero de 56 años, Antonio Falcón, que conducía un micro de la línea 113 discutió muy fuerte con un grupo de hinchas de NOB que viajaban a bordo y que según contó a su mujer lo habían insultado. Minutos después se descompensó y tuvo que ser internado en una clínica privada. Finamente falleció en las primeras horas de la mañana de ayer.
Dentro del estadio también hubo tensión y desatino. En ese marco, el arquero canalla, Jorge Braun confirmó que no sólo es líder entre sus pares sino también respetado por los hinchas más fanáticos que una vez más perdieron la cordura antes del partido y se treparon sobre el alambrado ubicado a las espaldas de Peratta, el guardameta leproso.
Luego de diez minutos de demora, en los que una veintena de personas subió al alambrado con un bombo de tamañas proporciones y sin mediar consecuencias, Braun se acercó y les pidió que retomaran sus lugares. No hizo falta que los bomberos utilizaran las mangueras hidrantes. Poco a poco todo volvió a la normalidad. Antes de volver a su área, el capitán auriazul abrazó a su rival, dando un claro gesto de cordialidad en medio de un clima exacerbado.
Con doce minutos de atraso comenzaba un partido vibrante que sería interrumpido en el minuto 41 del primer tiempo cuando el arquero Peratta recogió del suelo un arma blanca. Diez minutos antes también le habían arrojado piedras. Para ese entonces ambos equipos estaban empatados y los hinchas estallaban en cánticos eufóricos.
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