"Recuerdo el rostro de dolor de tantas madres, algunas con lágrimas en los ojos, que me ponen sobres en los bolsillos de mi saco pidiéndome trabajo para sus hijos para evitar que vuelvan a la droga en los barrios de Rosario y Santa Fe. También rescato la alegría de ver 300 chicos que han estado en conflicto con la ley penal y que les hemos enseñado a reparar bicicletas, sillas de ruedas, y recuerdo uno de ellos que con lágrimas en los ojos me dijo: 'Con esto me dieron una nueva oportunidad en la vida'. Me emocionó mucho", rememoró Bonfatti al momento de repasar algunas anécdotas.