Las torres se balancean poderosas la rigidez es frágil como el mármol como el cuarzo igual que nuestro espíritu cuando no logramos estar en la mirada o en la mano cargo 50 años y sólo estoy seguro de que el viento fuerte arriba provoca oscilaciones acompaso el cemento para no ser descubierto yo no debo ser descubierto llevo una palabra que no se daña con la altura ni con el silencio una sola blanca helada eléctrica eso da el agua la asfixia es como la luz que no ilumina como un soplo que no apaga nada y tampoco aviva la brasa de lo posible (...) sostengo la capacidad de reunir las luces de las estrellas pero puedo también concretar la unión de oscuros seres me encaramo a la turba del huracán como un papel común de la calle saturado de palabras apenas comprensibles en medio de esta cosa insoportable estoy las palabras parecen hilo que une trenes de vagones iguales pase libre pase libre palabritas llevando lo que dicen las personas atar las palabras no es buena idea tampoco atar un tigre tampoco atar una nube o un tren me ruedan versos de poetas por la espalda por las rodillas ellos anduvieron por inmensidades y hablan de lo que ocurrió apenas puedo oírlos hablar y no escucho claramente me parece oír que dicen que la propia estructura sabe en su entraña que las torres no son necesarias que torpes sólo son capaces de soportar su propio peso y nada más nada más.