Reunidos por una iniciativa de Raúl Carnota, Luna Monti y Juan Quintero debutaron con un primer disco editado allá por 2001. Con El matecito de las siete consolidaron una propuesta compartida que logró reforzar el pretigio que acumulaban con sus respectivos caminos solistas. Abocada hoy a la presentación de Lila y a la relectura de las obras allí incluidas --"El proceso de grabación fue muy vertiginoso, entonces recién ahora podemos empezar a tocar algunas canciones. Me gusta mucho esta etapa de asentar el repertorio, con las sorpresas que te vas encontrando", distinguió Quintero--, en enero la dupla se enfrentó a la Próspero Molina interpretando, a capella y sólo respaldados por sus palmas, a María Elena Walsh. Sin embargo, no es una búsqueda de transgresión a la que apunta el dúo: "Para transgredir hace falta la voluntad de quebrar, de ir al choque. Lo que hacemos es lo que nos ocurre, básicamente. Nosotros simplemente amoldamos las cosas a nuestro lenguaje. Por ahí en un contexto como el de Cosquín sí seamos transgresores, pero en nuestro caso no hay una idea de transgresión".