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“Cuando la suerte, que es grela, fallando y fallando te largue parao.... Cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao... Cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar... la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo recién sentirás.” “Verás que todo es mentira, verás que nada es amor... que al mundo nada le importa Yira... Yira... Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda, ni una mano ni un favor...” No sabemos cómo hizo Discépolo para conocer la situación europea actual hace casi 80 años. Evidentemente, la tenía muy clara o la cosa no es nueva. Sin ofender en lo más mínimo la preclara visión de Discépolo, tiendo a creer en la segunda opción, en que en realidad lo que pasa ahora en “el primer mundo”, pasó antes, “aquí, allá y en todas partes”.

Lo raro es que también pasó en la década del ’30 ¡¿Cómo es posible que haya habido crisis monetaria si todavía no existía el FMI?! Todos sabemos que del fondo tienen un montón de “recetas” para ensayar en sus “paisitos de indias” cada vez que hay una crisis, pero además, que son inigualables a la hora de crear alguna, con frases como “No te presto más”, “devolveme lo que te presté, lo que no te presté, y lo que soñaste que te presté”, “lo tuyo es mío, y lo mío, también”, “hay que bajar el gasto público” y otras profecías autocumplidas que los argentinos escuchamos tantas veces. Palabras como “blindaje, megacanje, crédito puente, Weiver, recesión”. Dicen que Dios le da pan a quien no tiene dientes, y el FMI le quita el pan a quien tiene pan, y los dientes a quien tiene dientes. No queremos ofender a nadie, pero la verdad es que tienen muy mala fama por estos pagos, los del Fondo.

Y ahora, el Primer Mundo no sabe qué hacer con su crisis, y como sabe que nosotros estamos acostumbrados, quiere que nos hagamos cargo. “Devaluar o no devaluar, that is the question”.

Bueno, mientras ellos deciden qué van a hacer con su economía, nosotros, desde este humilde lugar del Sur del mundo, seguimos con nuestros chistes. Hasta la semana que viene, lector.