¿Cómo le va, lector? ¡Venga, póngase cómodo, sírvase un suplemento, no, no tenemos de grasa, ni de manteca, sólo de chistes! ¡Ya que está, tómese algo! ¿Qué quiere tomar? ¡Tenemos subtes, colectivos, taxis, bicicletas, helicópteros, lo que usted quiera!

¿Le parece caro el subte? Pero, lector: tiene que entender que el subte ya no es como antes. Nahh, ahora está en manos del gobierno porteño, y eso cuesta... porque, bueno, le da categoría a su viaje. ¿No lo entiende? Mire, supongamos que usted se compra un departamento. Bueno, ese departamento le va a costar más o menos dinero, según la categoría, el tamaño, el piso, y... ¡la ubicación! No es lo mismo depender de algún municipio, que de “la Reina del Plata”.

Y de hecho, un departamento que esté más cerca del subte suele ser más caro que uno igual, pero más lejos del subte. Bueno, con el subte pasa lo mismo. ¡Y usted entenderá que no hay nada que esté más cerca del subte que el propio subte!

Además, imagínese, lector: un subte totalmente porteño, lleno de tango y milonga. ¡Nahh... lector, no me haga el chiste de que entonces va a tener cortes y quebradas, eso es muy destructivo!

Ahora bien, usted podría decirme que si en la ciudad hay zonas más caras que otras, el boleto bien podría ser más caro en esas zonas “privilegiadas”. ¡Eso sería discriminación, lector! En principio, el pasaje debería ser “igualitario”.

Ahora bien, para que “realmente” sea igualitario, para que la gente humilde se sienta por primera vez tomada en cuenta, ¿no deberían hacer que el pasaje, en las zonas más humildes, o en aquellos casos en los que el viaje sale de una zona humilde pero se dirige a una más cara, sea más elevado? Los únicos privilegiados serían entonces los más necesitados, que podrían decir con orgullo: “El pasaje estaba a 1,50 pesos, pero a mí me lo dejaron a 4”. Así, los más humildes se sentirán incluidos, y no dejados de lado a la hora de distribuir, no digamos que los recursos, pero al menos los costos.

Estoy seguro de que los que se encargan de nuestro bienestar en la ciudad, lo están pensando. ¡Seguro que nos van a dar una sorpresa! ¡No digo que “agradable”, pero sorpresa, seguro! Y si no la hacen con el subte, porque ya hubo aumento para todos, en los colectivos todavía están a tiempo.

Si le parece que este texto es excesivamente irónico, lector, algunas de las cosas que hemos leído acerca del tema nos superan con creces.

Y nosotros, mientras tanto, viajamos en chiste.

Hasta la semana que viene, lector.