Sábado, 28 de julio de 2012 | Hoy
Por Rudy
¡O,OOOO! ¡O,oooo! Lector, lector, no son los cinco aros olímpicos, somos nosotros, gritando la “o”, alentando a nuestros representantes de la nación argentina reunidos en Olimpíada por voluntad y elección de las provincias que la componen, con el objeto de constituir la unión nacional, y todo eso que el deporte nos hace a los seres humanos: nos hace más buenos, más nobles repulgues, más valientes, más generosos, y en algunos casos más ricos, mucho más ricos, y no me estoy refiriendo al sabor, que acá no hay nada de canibalismo.
O sea que estaremos firmes junto al pueblo, alentando a nuestro/as basquetbolistas, tenistas, polistas, ciclistas y, algunos, a sus lobbystas o a sus psicoanalistas. ¡Podio para todos y todas!
¡Podio para todos y todas!
Porque así se pone el mundo en estos días, lector, nos transformamos todos en “podioseros”, queremos el bronce, el oro, y la plata, mucha plata. Y como ya veo venir a los detractores de siempre diciendo “uh, así es este país, lo único que importa es la plata”, quiero decirles que no se trata de este país, sino de este mundo, que por otra parte es el único que tenemos en condiciones de ser habitado, y que es mentira que lo único que importa es la plata: ¡El oro importa más todavía, ya lo dijimos!
Lamentamos no poder alentar en esta ocasión a nuestros futbolistas. Mejor dicho, poder alentarlos podemos, pero no van a estar allí, en Londres, por lo cual, si los estimulamos, va a ser una especie de extraña alucinación. El “vamos, vamos, Argentina”, en el caso del fútbol es “no fuimos, ni fuimos, Argentina”.
Entiendo, cómo no voy a entender, que alentar a un equipo de fútbol es más fácil que, por ejemplo, a un lanzador de bala o de martillo, o a un saltador con garrocha. Que gritar “la hora, referí” en un match de lucha libre puede ser visto como algo exótico. Y de eso, ya tenemos bastante los argentinos. Nos ven como arios cuando nos va mal, y a ellos aparentemente les va bien, y más raros todavía cuando nos va bien, y a ellos les va mal. Pregúntenle si no a la alcaldesa de Madrid, que “no quiere terminar como la Argentina”. No nos queda claro si se refiere a tener dulce de leche, churrascos o superávit fiscal. Ella sabrá.
No me quiero imaginar a los espectadores griegos obligados a hinchar por Alemania como parte del pago de la deuda.
Y nosotros, lector, como siempre, practicando nuestro deporte favorito, los chistes. Que para eso nos entrenamos
Hasta la semana que viene.
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