Sáb 13.07.2013
satira

Hoy Sátira Hoy

› Por  Rudy

¡Hola, lector, hola lectora, ¿cómo le va?! Espero que muy bien, y que en este momento esté usted sentado/a al solcito, o mirando las gotas de lluvia, o al borde de la piscina, o en un bar con café delicioso al lado, o rodeado/a de sus seres queridos/amados/deseados, disponiéndose a leer esta nota.

Léala, lector, léala, lectora, mire que después, por dos semanas, va a tener a todos los chicos todo el tiempo en casa, y cuando los chicos están en casa, leer se hace muy difícil. Los chicos reclaman justamente la atención que merecen, la que creen que merecen y el resto también. O como decía un amigo, padre de un pequeño batallón de niños: “La sumatoria del quilombo que hacen los chicos es numéricamente igual al nivel de despelote que uno es capaz de soportar”.

También podríamos aplicar la ley de Murphy: “Si quiero llevar a los chicos al cine, van a querer ir al teatro; si quiero llevarlos al teatro, van a querer quedarse en casa jugando; si quiero que se queden en casa jugando..., ¡vienen a visitarlos sus primos, amigos, vecinos y colados y rompen todo!”.

No hay teorema, axioma, enunciado que pueda prever lo que van a hacer los chicos en estos días. Ya sabemos que los únicos privilegiados son los niños... bueno, y los norteamericanos, que tienen el privilegio de espiarnos a todos sin que les podamos decir otra cosa que ¡gracias!

Sí, gracias por preocuparse por nosotros, por saber cómo estamos, en qué estamos, si encontramos una nueva receta de un dulce que no engorde, o de unos pepinos en salmuera, o de un arma de destrucción masiva.

¡Gracias por preocuparse por nuestros niños, saber si tienen comida suficiente, si tenemos reservas de petróleo/agua/gas para poder abastecerlos a ellos y a ustedes, por saber si los educamos bien, si... les metemos ideas raras en la cabeza, en vez de ponerlos a ver la tele o a jugar con la pleyshtaishon, como Dios manda!

Seguramente estas dos semanas los chicos van a estar en casa y van a jugar al espía que se mete por todos lados tratando de averiguar “cuánto gana papá, con quién habla mamá, con quién está saliendo la tía, cuántos años tiene la abuela, qué puso el tío en su última declaración de la AFIP” y todas esas cosas que las familias mantienen en secreto, pero para la CIA deben ser esenciales para comernos mejor..., ¡perdón, perdón, quise decir “para conocernos mejor”!

O capaz que los chicos juegan “al espía arrepentido” y se van a la casa de los vecinos a pedir derecho de asilo. “Mire, doña Juana, si usted deja que yo me quede acá, le cuento todo lo que dice mi tía de usted, y de su marido, que según rumoreaba mi abuela parece que cuando usted se va a trabajar, él viene con una chica y... ¡no, no me eche, mire que mi mamá se va a enojar mucho conmigo si se entera que divulgué sus secretos de estado!”.

O juegan a “Europa”, y le dicen a un amiguito: “¡Vos sos el presidente de Bolivia, no podés pasar por nuestra vereda, porque sospechamos que en tu mochila llevás escondido al ex novio de mi hermana Clota que quiere pasar por mi casa sin que ella lo vea!”. Y después viene un pibe un poco más grande y les dice: “¡No sean pollerudos!, esas cosas no se hacen, a los amigos, ¡ni a nadie!”, que está muy mal y es discriminatorio no dejar pasar a un amigo por la vereda. Y entonces los chicos le dicen: “Bueno, pero algo tenemos que hacer, porque nos estamos quedando sin un peso, y Clota nos prometió 10 centavos si lo veíamos al ex y le avisábamos”.

O pueden jugar al “sube y baja sindical”: “¡ahora te apoyo, ahora me opongo, ahora te apoyo, ahora me opongo!” y cantar “ Antón, Antón, Antón camionero, cada cual cada cual atienda su juego”.

O a “¿Dónde está Patricia?”, un juego tipo Wally, en el que están dibujados todos los partidos, alianzas y acuerdos, y hay que encontrar en cuál está Patricia ahora. O al “Martín Renovador”. Ahí uno pregunta: “¿Martín Renovador, me deja pasar?” y otro contesta: “Pasará, pasará, pero ni una idea quedará”. O a intercambiar figuritas partidarias.

También pueden jugar a “papá y mamá” o a “papá, la nueva novia de papá, y mamá” o “papá, el ex de mamá, mamá, y el psicoanalista de mamá” o a “solos y solas”, “chatiemos en el bosque” o a “la escondida del trigo”.

Hay tantas cosas lindas para hacer en estas vacaciones de invierno. Tomar sol, pasear, recorrer el país y el mundo, jugar con los amigos, los hijos, los padres, los abuelos, los nietos, los primos; pensar por quién va a votar en las PASO.

O reírse de todo eso, con este suplemento

Hasta la semana que viene.

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