Hoy Sátira Hoy
› Por Rudy
¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¡Qué tal esta semana? ¡Difícil de deglutir ese segundo lugar en la Copa América, verdad? ¡Claro, somos argentinos.
Somos los mejores y los peores del mundo, entonces ¡no podemos salir segundos en nada!
¡Ultimo sí..! Salir últimos, ésa la bancamos bien, porque si salimos últimos quiere decir que somos los peores,
que nadie es tan malo como nosotros, que nadie puede superarnos en nuestros errores, y eso, finalmente, nos hace diferentes, nos distingue.
■ Cualquier africano puede decir: “¡Nosotros tuvimos gobiernos terribles, pero como la dictadura argentina... no hay!”
■ Cualquier europeo puede decir: “Nosotros alguna vez en nuestra historia tuvimos un default, pero ¿una imagen como esa de Rodríguez Saá festejando y diciendo con esa lentitud que crea suspenso cinematográfico
‘No... vamos... a... pagar... la... deuda...’? ¡Nadie, no existe en la historia!”
■ Cualquier terrícola puede decir: “Nosotros hicimos manifestaciones por mejor salario, derechos humanos, aire, fin de la esclavitud” ¡¿Pero hacer una manifestación para que nos dejen comprar dólares, o para que “repongan” a un juez que en verdad nadie nombró y la mayoría de los que estaban ni sabían quién era, o que los fiscales y jueces reclamen la justicia que ellos mismos deber brindar..? ¡Jamás de los jamases!
Por eso somos así, distintos, y orgullosos de nuestra diferencia. ¡No sé qué están esperando, el gobierno y la oposición, para armar en conjunto la “Marcha del orgullo argentino” ¡No faltaría nadie!
Y se sumaría gente de todo el mundo, a los que se les podría cobrar un bono solidario, con lo que encima de terminar con los antagonismos de siempre podríamos
mejorar, o resolver, nuestra situación económica. Además, se pueden vender choripanes, empanadas y bocaditos de coliflor, para que nadie se queje.
O sea... ¿Primeros?, Sí, claro. ¿Ultimos?... ¡okey, la bancamos!.. Pero ¿segundos? ¡No! ¡Ser segundos es ser “subcampeones”, “sub”, ¡estar “abajo”, caer en la nada, en el olvido, en la ignorancia futura! ¡Somos argentinos, queremos trascender!
Es más, no sé qué espera el Gobierno para mandar al Congreso el proyecto de “Ley de Trascendencia”.
Y volviendo al fútbol, ¡por favor, no le echen la culpa a Messi! Messi es un jugador, quizás el mejor de todos, pero nadie sale campeón, segundo o último por un solo hombre, siempre es mérito de varios... ganar, perder e incluso empatar.
Además, somos argentinos, así que a esta altura ya deberíamos saber que la culpa nunca es nuestra..., siempre es de otra gente, de gente de otro país. En este
caso, es más que claro, y no sé cómo nuestros medios no lo han denunciado adecuadamente. ¡La culpa la tienen los chilenos!
Digo yo, ¿no les alcanza con que San Martín los haya liberado del yugo español, hace casi 200 años? ¡San Martín era argentino y se cruzó la cordillera para liberarlos a ellos... ¡Un poco de agradecimiento, che!
Pero ellos no, insisten con que el fútbol es el fútbol, se aprovechan de su condición de locales, patean los penales adecuadamente y ¡nos dejan segundos!
Bueno, argentinos, banquémonos ésta, como nos bancamos el año pasado que los alemanes nos hicieran ese gol ¡a siete minutos de terminar el partido y el
Mundial! ¡Y el mundo no reaccionó! ¡Y ahora van por Grecia!
Pero nosotros seguimos siendo nosotros, haciendo la nuestra, y eso, claro, nos trae angustia y soledad. “La angustia es el precio de ser uno mismo”, decía Silvio
Rodriguez hace más de 30 años en una bellísima canción (“Canción de invierno” está en el Tríptico) y nosotros lo decimos una y otra vez en estas páginas.
Nos angustiamos, sufrimos, porque somos nosotros, somos independientes. Festejamos, con orgullo, nuestra independencia. Jugamos a nuestra manera, pensamos a nuestra manera, nos psicoanalizamos más que nadie, somos religiosamente agnósticos.
Criticamos a todos, sobre todo a los que más se nos parecen. Nos movilizamos contra un gobierno porque estamos mal, o porque estamos bien. (Algunos lo hacen
porque no soportan que otros estén bien.) Tenemos un Papa, una reina de Europa y a la mano de Dios entre nuestros compatriotas.
Y también somos diferentes a la hora de comer. Diferentes de los demás, y diferentes de nosotros mismos.
De eso trata este suplemento.
Hasta la semana que viene.