Sábado, 31 de marzo de 2012 | Hoy
Por Rudy
¿Cómo le va, lector? ¿Nos está leyendo lo más bien, o está usted con mucho calor, o lluvia, o viento, o “bajo un manto de neblina”?
¡Qué cosa, lector, nuestra historia! ¡Se acuerda, hace 30 años... el presidente había sido electo por tres millones, tres mil... no, ¡por tres votos! El hombre tomaba todo lo que se venía, y entonces tomó las Malvinas, en lo que se llamó “La Operación Whisky del Desierto”. Los ingleses dijeron: “No pueden invadir unas islas que son de ustedes, porque ya las invadimos nosotros”.
En Inglaterra gobernaba Margaret Thatcher, ella sí democráticamente electa, lo que demuestra que no siempre el sufragio es sinónimo de buen gusto, al menos. Thatcher quería mejorar su imagen, lo que, si alguien busca info al respecto, verá que no era tarea fácil. Decidió entonces “recuperar” las islas que no eran de ella, quizá porque si los ingleses desviaban su mirada hacia las islas, evitaban verla, o ver lo que estaba haciendo en el gobierno y, ya lo saben muchos políticos, “la distracción siempre suma”.
Llamativamente, Galtieri también quería mejorar su imagen, pero en lugar de ir a “Autoritarios Anónimos” y recitar “Sólo por hoy no haré decretos”, pensó, parecido a la Thatcher, que “una guerra no vendría mal para unir a la gente”. ¡¿Quién les escribía los libretos, por favor!?
Quizás, aunque solo quizás, los libretos se los escribía Ronald Reagan, a la sazón presidente, también democráticamente electo de los EE.UU. El había sido un actor discutible, pero como guionista era indiscutible: un fracaso. Es probable que Reagan también quisiera mejorar su propia imagen y pensara: “Una guerra entre Inglaterra y Argentina vendría bien, para que no digan que los únicos que hacen guerras en el mundo somos nosotros”.
Galtieri llamó a una gran manifestación y no logró que lo aplaudieran, ni siquiera cuando intentaba abrir los brazos como Perón. Pero a la vez apelaba a un profundo sentimiento: la rivalidad con los ingleses es ya un clásico, desde los tiempos del aceite hirviendo a los de la mano de Dios. Además. las Malvinas sí le pertenecían al país. Y Galtieri creía que el país le pertenecía a él. Thatcher, en cambio, creía que le pertenecían a ella. Y Reagan, que ambos, Galtieri y Thatcher, le pertenecían a él. O al menos los países.
Galtieri pensó que EE.UU. iba a quedarse en la neutralidad. Pero EE.UU. hizo como siempre: “Somos neutrales hasta saber quién gana, ahí se pone en juego nuestro sentido de la justicia y... ¡apoyamos al más fuerte!”. Así fueron las cosas... y finalmente Thatcher recuperó lo que no era suyo.
Han pasado 30 años, ahora en Inglaterra gobierna Cameron. No, no el de Terminator, Avatar o Titanic, no, ése no... otro. Y en la Argentina tenemos un gobierno democráticamente electo y reelecto. Y la ONU dijo que hay que dialogar. Y los Premios Nobel de la Paz dicen que hay que dialogar. Y los gobernantes argentinos dicen que hay que dialogar. Y los kelpers dicen que quieren seguir siendo ingleses, como si alguien les dijera que no. Y Cameron quizás esté ocupado filmando Titanic dos, la venganza del iceberg. Y nosotros, lector, como siempre, lo acompañamos a usted, con nuestros chistes.
Hasta la semana que viene.
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